jueves, 31 de octubre de 2013

Casual Thursday: Händel



He pensado que podíamos adelantar la entrada musical de mañana, porque sé que algunos os váis de puente. Así que disfrutemos de la música hoy.

Además, lo de hoy son palabras mayores. No sé si recordaréis que hace unos día os hablaba de los conciertos participativos. Bueno, pues ya estoy metida de lleno en uno nuevo: los días 10 y 11 de diciembre cantamos el Mesías de Händel en el Auditorio Nacional, así que hace unos días empezaron los ensayos para los que cantamos este oratorio por primera vez.


Y una de las piezas con las que más estoy disfrutando es la que hoy os invito a escuchar. Se trata del coro And With His Stripes We Are Healed, una pieza que encontramos en la segunda parte del oratorio (la parte dedicada a la muerte y resurrección). Toma las palabras del profeta Isaías en el Antiguo Testamento (Isaías 53:5): "Y por sus llagas fuimos curados". Esta breve frase se va repitiendo a lo largo de una estructura de fuga.


Si os pica la curiosidad, os invito a que, en lugar de ver el vídeo, solo lo escuchéis. Es una estupenda interpretación del English Concert Choir bajo la dirección de Trevor Pinnock (¡cómo me gusta lo que hace este hombre!), pero las imágenes no tienen demasiado interés. Lo que os propongo es que echéis un vistazo a la partitura mientras escucháis esta fuga. Ni siquiera hace falta que sepáis leer música. Mirad el texto. Rápidamente os daréis cuenta de que en la pieza hay muchos silencios, eso es porque hay un tema (también hay un contratema) que se va repitiendo, saltando de una voz a otra, como si fuera persiguiéndose entre las voces (de ahí lo de "fuga"). En este caso, se trata de las cuatro notas largas con que comienza la pieza): "And with His stripes". Comienzan las sopranos, continúan las altos, retoman el tema los tenores casi al final de la primera página y finalmente entran los bajos en la mitad de la segunda página. Las voces se persiguen, se persiguen, pero no se encuentran hasta el adagio final.


Ya sabéis que no soy más que una aficionada con unos conocimientos musicales muy limitados y no me fío demasiado de mis explicaciones, así que si queréis saber más, os invito a que visitéis el fantástico blog En clave de Sil o la siempre útil Wikipedia. De todas formas, como con cualquier tipo de música, lo importante es disfrutar de ella, dejarse embelesar y conmoverse. Así que la otra receta, mucho más sencilla, es simplemente cerrar los ojos y disfrutar de esta joya (y si os gusta, escuchad el oratorio entero, ¡que es mucho más que el famoso Aleluya!). Feliz puente, queridos. Yo lo pasaré metida de lleno en otro proyecto musical del que probablemente os hablaré la semana que viene. Disfrutad.





lunes, 28 de octubre de 2013

Las brujas están de moda



No sé dónde leí hace ya mucho tiempo que los siglos van alternando entre racionales y espirituales. Si el siglo XX fue un nuevo siglo de las luces, lleno de avances científicos y tecnológicos, este siglo XXI debería ser un siglo de espiritualidad. No estoy segura de si podríamos llegar a hablar de espiritualidad, pero desde luego, viendo la parrilla televisiva de los últimos años, parece claro que nos hemos cansado de lo racional y nos refugiamos en lo fantástico.


Una vez superada la moda, quizá más literaria que televisiva, de las conspiraciones y las sociedades secretas, llegó la de los vampiros. Y esa sí que encontró un filón en lo audiovisual, con productos de más o menos calidad que encandilaron no solamente a las jovencitas más impresionables. De esa época "crepuscular" aún quedan coletazos, como True Blood (¿alguien sigue viéndola?) o Vampire Diaries. Parece que Dracula, el último intento de la NBC por reflotar su parilla, no va a tener demasiado éxito.


El tema vampírico, sin embargo, ha demostrado que estamos más que dispuestos a entrar en mundos de fantasía, supongo que a modo de escapismo de una realidad, reconozcámoslo, bastante desagradable y con poco lugar a la esperanza. Y este año, parece que la moda se ha decantado por el tema de las brujas. Además de la película de Alex de la Iglesia que ahora mismo está en cartel (y que aún no he visto), la tercera temporada American Horror Story lleva el apéndice "Coven" ("aquelarre", que qué palabra tan bonita, por cierto) en el título. También llegan rumores de que la CBS podría hacer un remake de Embrujadas. Y hace un par de semanas se ha estrenado The Witches of East End.


Como soy una cagueta (vi el primero de Sleepy Hollow y, aunque me gustó, lo pasé un poquillo mal y no me he atrevido a seguir), no tenía muy claro si darle una oportunidad o no. Pero ni miedo ni nada. La serie de Lifetime (el canal de The Client List o Army Wives, y con eso os lo digo todo) tira de la fantasía para contarnos una historia de mujeres solas, romance y lucha entre el bien y el mal.


La madre, la hermana sosa, la hermana pingo,
el hermano serio y el hermano greñas. 
La serie tenía toda la pinta de estar basada en alguna novela popular y, efectivamente, debe su existencia a la escritora Melissa de la Cruz (la de la saga de libros The Au Pairs). En The Witches of East End, Joanna Beauchamp es una bruja que ha intentado mantener oculta su condición a sus dos jóvenes hijas, Freya e Ingrid. Sin embargo, se ve obligada a hacerlo cuando un cambiaformas adopta su aspecto para asesinar a un vecino y es detenida por el crimen. Ingrid, la más racional (que precisamente ha dedicado sus estudios al tema de la historia de la brujería) nunca ha sospechado, mientras que Freya, la más pasional, siempre supo que "era distinta". Para ayudarlas en su camino de aprendizaje y aceptación, y en la lucha contra ese enemigo desconocido, llega su tía Wendy.


El papel principal corre a cargo de Julia Ormond, otra de esas actrices que llegadas a cierta edad deciden dar el paso a la televisión. Últimamente la hemos visto hacer de madre, primero de Claire Danes en el telefilm de HBO Temple Grandin y, después, de Jessica Paré en Mad Men. La verdad es que si a mí me emparejan John Slattery también me pienso lo de trabajar en televisión. Pero bueno, esto no es Mad Men, ni mucho menos, pero es un papel protagonista, así que la señora debe de estar contenta.


Querida Mädchen Amick, ¡no pestañees!
A ver cómo os lo diría, la serie ni es buena ni tiene la intención de serlo. Es mala, los efectos son cutrongos y la trama a veces es un pelín ridícula. Como era de esperar en una serie yanqui con mujeres solas, también hay un tufillo a falso feminismo de ese de reafirmación de la mujer, que luego se pierde por que le dé mimos el primer maromo que se le cruce, y trama romántica que explotar: Ingrid tiene una historia incipiente con el policía que detiene a su madre y Freya siente una irresistible atracción por el hermano de su prometido, que acaba de llegar al pueblo.


Y a pesar de todo, me ha picado la curiosidad. No sé si os la recomendaría, pero yo voy a seguir un poco más con ella. No es que la historia prometa; de hecho, parece bastante previsible, pero para pasar el rato a mí me sirve. Pero me da la impresión de que últimamente solo veo bazofia, a ver si para la próxima me pongo las gafas de pasta y os recomiendo algo más "recomendable". Entre tanto, ¡que viva el cutrerío!





viernes, 25 de octubre de 2013

Casual Friday: 1995-2013



Me vais a permitir que me ponga sentimental hoy, ¿verdad? Es que me apetece contaros por qué me perdí el Festival de series de este fin de semana pasado...


En 1995, que mirad si ya ha llovido desde entonces, pisé por primera vez Inglaterra. Y no fui la única. Un grupo de estudiantes de instituto, que aquel año habíamos terminado tercero de B.U.P./C.O.U., recibimos una beca para pasar un mes en Gran Bretaña aprendiendo inglés.


Por supuesto que aprendimos inglés; de hecho aquel viaje marcó varias carreras profesionales, pero fue mucho más lo que nos traímos de regreso a España. Fue un curso exprés en el que aprendimos a salir por primera vez de casa, a ser independientes, a movernos por "territorio hostil", a apoyarnos unos en otros, a saber que no estábamos solos, a charlar durante horas y horas, a reir mucho, a despedirnos, a llorar muchísimo y a volver a estar solos.


En una época de tantos cambios como es el final de la adolescencia y en unos años en los que Internet ni siquiera era una promesa, era difícil mantener la amistad a pesar de la distancia... Así que cada uno siguió su camino.


Pero gracias a los esfuerzos de una de las chicas del grupo volvimos a reunirnos muchos años después. Nuestra querida brujilla se tomó la molestia de convocarnos a todos, escribiéndonos a una dirección en la que algunos ya ni siquiera vivíamos, y consiguió reunir a un pequeño grupo. Desde entonces, el grupo ha ido creciendo y este sábado, como cada tercer sábado de octubre desde hace ya ¿cuánto? ¿siete, ocho años?, hemos vuelto a reunirnos. Y esa reunión tiene prioridad.


Somos mucho más mayores, algunos tienen hijos y otros están a punto de tenerlos, muchos peinamos canas, otros ya tienen poco que peinar y a todos nos ha llevado la vida por distintos derroteros. Casi todos estamos sufriendo este espanto de crisis y, aun así, algunos han tomado un avión o un tren desde muy lejos para pasar el día juntos. Otros, lamentablemente, hubieran querido hacerlo, pero no han podido. Este año, batiendo todos los records, conseguimos juntarnos quince personas para comer juntas, recordar que hace dieciocho años que nos conocemos y renovar nuestra amistad. Es difícil pensar que gente que se ve apenas una vez al año reparta tanto cariño cada vez que se encuentra y, sin embargo, creo que nos queremos. Mucho.


Así que la canción de hoy va para cada uno de esos chiquillos de Cheltenham que ahora son mayores. Ojalá sigamos viéndonos muchos muchos años más. Somos un grupazo. 






miércoles, 23 de octubre de 2013

Cosas de treintañeras



El otro día, en la tertulia de @birraseries organizada dentro del Festival de series de Canal+, preguntaban al público cuál era nuestra serie favorita y nuestro placer culpable. Lo de la serie favorita no estaba demasiado claro (de las series en emisión, creo que la que más me conmueve es Treme), pero ahora mismo uno de mis grandes placeres, y no tan culpable, es The Mindy Project.


He empezado a verla hace relativamente poco, pero es tan ligera como adictiva y en poco más de un mes me he puesto al día con la segunda temporada en emisión.


El punto de partida es muy sencillo y nos recuerda a muchas otras series del mismo estilo, sobre todo a la alemana Diario de una doctora, que emitió ya hace algún tiempo Cosmopolitan TV y de la que ya hablé por aquí. Mindy Lahiri (interpretada por la actriz y guionista Mindy Kaling) es una ginecóloga treintañera con poca suerte en el amor y muchos pájaros en la cabeza, y la serie nos muestra sus "aventuras". A pesar de un reparto no demasiado numeroso, ella es la protagonista indiscutible. Y aunque parezca muy simple, creo que si ya es difícil hacer una película romántica medianamente interesante, en el caso de una serie aún lo es más, puesto que hay que mantener el nivel de comedia y de interés romántico durante un tiempo indefinido.


A la serie quizá le cueste pillar el tono y durante los primeros episodios la protagonista puede resultar un poco cargante (hay que superar ese tono de voz estridente para empezar a disfrutar de la serie), pero terminas por encariñarte con los personajes. La tensión sexual no resuelta no está demasiado explotada, así que se pueden permitir ir despacio y desarrollar más la amistad entre los protagonistas, aunque sin dejar nunca de lado lo que se convierte en el hilo conductor de los deseos del espectador.


Hay episodios más convencionales y otros en los que de una forma más directa se parodian los clichés de las comedias románticas, muchas de las cuales se mencionan explícitamente. En cualquier caso, creo que funciona a ambos niveles: tanto en la comedia como en el plano del devenir romántico de la protagonista.


Así que creo que es una serie recomendable. No es una comedia de carcajadas, pero resulta divertida, agradable y entrañable, todo ello en un paquetito de poco más de veinte minutos. Realmente da lo que promete, así que no hay mucho más que se le pueda pedir.

lunes, 21 de octubre de 2013

La vengadora está sola



Ay, chicos, chicos, chicos. Si hay algo que no me esperaba yo para esta nueva temporada que empezó en septiembre era que Revenge volviera a engancharme como me está enganchando. ¿Quién me lo iba a decir después de una segunda temporada confusa y aburrida? Es evidente que el "reset" le ha sentado fenomenal.


Como seguro que todos sabéis, Mike Kelley, el creador de la serie y su showrunner, se largó a finales de la segunda temporada por diferencias irreconciliables con la dirección. Consideraba que la veintena de episodios que le imponían eran demasiados para crear una temporada coherente. Algo así como que era imposible crear algo con una calidad aceptable a lo largo de tantos episodios y que se había sentido obligado a meter rellenos innecesarios.


Aunque no creo que la segunda temporada fuera tan mala como algunos la pintan, sí que es cierto que se durmieron en los laureles, perdiendo de vista el objetivo de la serie, sobre todo al añadir una conspiración que, como expectadora, a menudo me resultaba confusa y, casi siempre, irrelevante e incluso aburrida. Introdujeron nuevas tramas y nuevos personajes que no aportaban demasiado (solo hay que recordar a aquella novia de Nolan o al personaje lamentablemente fallido de Jennifer Jason Leigh) y que desviaban la atención de lo que realmente nos interesaba: Emanda gastando rotulador rojo como si no hubiera mañana.


Por suerte, parece que el nuevo showrunner, Sunil Nayar, tiene claro qué es lo que quiere hacer con la serie: devolverla a los orígenes. Emily Thorne vuelve a tener a los Grayson en su punto de mira porque ellos son los grandes malvados de la serie, no hay necesidad de grandes conspiraciones que los conviertan en peleles en manos de unos desconocidos; bastante tienen con lo que tienen. Así que Nayar ha tirado lastre y, ¿qué queréis que os diga? Yo estoy encantada.


Me cuesta no soltar spoilers a diestro y siniestro, así que solo os diré que, por si no lo habéis notado, me gusta la nueva dirección de la serie. Además, percibo otras diferencias, Emily empieza a verse muy sola en su camino de venganza y todo a su alrededor le hace cuestionarse si está haciendo lo correcto. Y a estas alturas, ese punto de vista me parece muy acertado. Aunque sea una ninja disfrada de pijita de los Hamptons, es inevitable que cometa errores y estos se le van a ir echando encima.


Todo esto, sin entrar en detalles "espoilerosos" (aunque os diré que hay un nuevo guaperas, con torso al descubierto en el primero episodio incluido), hace que haya recuperado la esperanza en esta serie. Os invito a que, si la dejásteis, la retoméis, los tres episodios que he visto hasta ahora me dan muy buena espina y espero que el de esta noche lo confirme: Revenge vuelve a ser la serie culebronesca, entretenida y maliciosa que necesitamos. ¡Gracias, señor Nayar!


viernes, 18 de octubre de 2013

Casual Friday: Vinícius de Moraes



¡Qué ganas tenía de escribir esta entrada! Creo que quería ponerme con ella desde que se me ocurrió hablar de música los viernes. Y por fin es el momento de escuchar al gran Vinícius.


Póngamonos de largo, porque precisamente mañana se cumple el centenario del nacimiento de este poeta, dramaturgo, diplomático, cantante, bohemio, bebedor y mujeriego. Efectivamente, el 19 de octubre de 1913 nació Vinícius de Moraes, el renovador de la samba e impulsor de la bossa nova. El que puso a Brasil en el mapa mundial de la música.


¿Quién no es capaz de tararear La chica de Ipanema? ¿O Eu sei que vou te amar? ¿O Berimbau? ¿Quién no ha visto Orfeo Negro? Mi primer recuerdo de esta adaptación del mito griego al carnaval de Río, ganadora de la Palma de Oro en el 59 y del Oscar en el 60, es de un sábado por la tarde; debía de tener siete u ocho años y me dejó totalmente impactada (luego he vuelto a verla varias veces, pero nunca será como la primera). El film de Marcel Camus (aquí lo tenéis completo con subtítulos en inglés) se basa en la pieza teatral Orfeu da Conceição del propio Vinícius.


Algunos años más tarde, a través de unos conocidos entusiastas de la bossa-nova, terminé aprendiéndome casi cada corte del famoso disco La Fusa, donde el poeta interpreta junto a Toquinho, Maria Creuza y Maria Bethania algunas de sus piezas más famosas. Y este año he ido encontrándome programas-homenaje en la radio (como este o este otro) y me he descubierto añorando su música, su poesía... (Y luego una termina echando la tarde con vídeos como este). Así que esta es la ocasión perfecta para que escuchemos juntos la que probablemente sea mi canción favorita de Vinícius.


Se trata de A felicidade, una cálida y emocionante pieza de Tom Jobim y Vinícius. Es además la canción con que da comienzo Orfeo negro. Aunque hay un montón de versiones, mi favorita sigue siendo la que canta Maria Creuza junto al maestro y Toquinho en La Fusa. Los ritmos, las voces, los coros, todo en esta canción te envuelve en su nostalgia y su magia. Espero que la disfrutéis.




       

Tristeza não tem fim                                      La tristeza no tiene fin;
Felicidade sim                                                la felicidad, sí.

A felicidade é como a gota                           La felicidad es como una gota
De orvalho numa pétala de flor                    de lluvia sobre el pétalo de una flor.
Brilha tranqüila                                             Brilla tranquila
Depois de leve oscila                                    para después balancearse suavemente
E cai como uma lágrima de amor                 y caer como una lágrima de amor.


martes, 15 de octubre de 2013

The Silent Wife



[Atención: spoilers del episodio 5x3 de The Good Wife]


Esta semana hemos visto a Alicia muy silenciosa. Sus miradas nos han dicho más que sus palabras. Su situación hace que vaya rebotando como una pelota, reaccionando (u ocultando la reacción) a los golpes del resto de personajes.


Una vez más, The Good Wife cocina a fuego lento los ingredientes de la temporada, aunque la sorpresa del episodio de esta semana quizá sea que ese fuego se está avivando. Las cosas se complican cada vez más con la oferta de Will de convertir a Alicia en gestora de la firma. Y el silencio de Alicia, que intenta mantenerse al margen y proteger su integridad moral en una situación muy poco agradable, empieza a ser insostenible. De ahí que le exija a Cary una salida de Lockhart & Gardner cuanto antes. Daba mucha pena ver a Diane acorralada por sus colegas. Qué duro va a ser el camino ¿al éxito? y qué distintas serían las cosas si ese mensaje hubiera llegado unos minutos antes...


Cambian los personajes, pero
Alicia mantiene la cara de póquer...
Me gustan mucho las tramas políticas y empresariales de esta serie. Y me alegra que hayan dejado las cuestiones románticas un poco más de lado. Como viene siendo habitual, todo el desarrollo del "enfriamiento" entre Will y Alicia, así como de la relación de esta última con el gobernador electo, ha sido orgánico y elegante, sin estridencias y ni salidas de tono poco creíbles.


La misma elegancia que hemos visto en el tratamiento del caso episódico. Igual que me quejé del caso del primer episodio (el del condenado a muerte), creo que han tratado un tema muy espinoso, como son el aborto y la maternidad de alquiler, con tacto.


Y no decepciona en absoluto la gran trama de la temporada: la génesis de la nueva firma. Me gusta que no estén precipitando las cosas pero que tampoco se estén durmiendo en los laureles. Las cosas avanzan a un ritmo razonable y los actos y reacciones encajan a la perfección. Me ha encantado la forma en que Kalinda se ha enterado de la marcha de Alicia. ¿Qué hará ahora?


En un par de semanas comienzan los sweeps de noviembre, así que no me extrañaría que para entonces explotara todo el lío de los socios de cuarto año. Y no descuidemos a la responsable del comité ético que trabaja con Peter Florrick, porque esa pistola ya está cargada y a punto de disparar. Le ha faltado tiempo a Peter en correr a Alicia y proponerle renovar los votos matrimoniales... Por no hablar de la trama de la semana pasada y que han dejado reposar este episodio, con esos analistas pendientes de una posible relación con el terrorismo islámico.


Supongo que ahí está el virtuosismo de los King, en mover las piezas con gran maestría e ir dejándonos pinceladas de lo que está por venir, creando nerviosismo, expectación y ganas de más. Conmigo, desde luego, lo consiguen. ¿Y no es ese precisamente el objetivo de una serie?





lunes, 14 de octubre de 2013

Yo participo, tú participas




Como muchos ya sabéis, dedico gran parte de mi tiempo libre a la música. Y desde hace ya algunos añitos me he decantado sobre todo por la música coral. He cantado en varios coros, incluso en distintos países y creo firmemente que el canto coral es una de las actividades más gratificantes que existen.


Las bondades de la música son evidentes y por todos conocidas, así que tampoco os voy a descubrir nada, pero sí que me gustaría animaros a que cantéis. Y, en especial, a que le déis una oportunidad al canto coral.


Estoy segura de que en la mayoría de los pueblos de España hay una coral. Probablemente tengáis cerca numerosas oportunidades para probar. En muchas agrupaciones no es necesario tener conocimiento musicales y el miedo escénico se mitiga bastante al integrarse en un conjunto numeroso. Si nunca has cantado polifonía es probable que al principio te resulte extraño, pero la sensación es maravillosa: no hay nada comparable a verte haciendo música dentro de un grupo. Con la ventaja añadida de que, a diferencia de los instrumentos, que requieren de arduo aprendizaje previo, casi todos sabemos cantar, lo llevamos de fábrica...


Aparte de la oferta coral más al uso, durante todo el año (y sobre todo en verano) se organizan cursos de canto y seminarios de música coral con una temática muy variada. Además, en ciudades como Madrid o Barcelona tenemos el privilegio de contar con los llamados "proyectos participativos", conciertos organizados por agrupaciones o instituciones de prestigio en los que se invita a cantantes individuales. Durante varios meses se prepara a fondo el programa para después unirse a la orquesta y coro anfitriones, terminando con un gran concierto final.


Este tipo de proyectos, como los que suele organizar la Fundación La Caixa o el que finalizó este sábado en el Auditorio Nacional, en el que la Orquesta Filarmonía y el Orfeón Donostiarra conmemoraban el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner, ofrece una serie de ventajas indiscutibles:

Wagner de sábado noche.
- En primer lugar, se trata de obras fundamentales, que todos conocemos y que el coralista seguro que volverá a cantar a lo largo de su vida musical, así que es una buena oportunidad para incorporarlas al repertorio propio.

- En segundo lugar, no todas las corales tienen la oportunidad de colaborar con otros grandes coros u orquestas, así que los proyectos participativos ofrecen una vía para cantar un tipo de repertorio o en unas circunstancias a las que uno quizá normalmente no tendría acceso.

- Por último, los ensayos y los conciertos corren a cargo de directores de gran prestigio, lo que permite a los aficionados disfrutar de "clases magistrales" durante varias semanas y aprender de los que más saben.


El principal inconveniente en mi opinión es el compromiso. Y es que el trabajo del cantante es fundamental. Esto no son clases particulares; de hecho, no eres más que una voz entre decenas y decenas de voces. Así que la única forma de aprovecharlo es mediante la implicación: cuanto más se trabaje individualmente en casa más se disfrutará luego en los ensayos y mejor será el resultado final. Imagino que organizar ensayos de doscientas personas tiene que ser una tortura, así que es imposible que haya un seguimiento individual y eso puede ser muy bueno o bastante negativo: depende de cómo quiera aprovechar uno el tiempo.


En cualquier caso, me parece una suerte tener la oportunidad de participar en este tipo de proyectos. No sé si son la mejor opción para iniciarse en el mundo coral, pero conozco varios casos de gente que canta exclusivamente en este tipo de proyectos, sin pertenecer a coro alguno. Además, por lo que he visto, el que prueba, repite. Así que probad, porque hay para todos los gustos: coros, corales, ensembles, agrupaciones, participativos... Pero luego no me digáis que no os advertí. Cantar engancha.



viernes, 11 de octubre de 2013

Casual Friday: Matoub Lounès



En el episodio del pasado domingo de The Good Wife, durante el cold opening se escuchaba el comienzo de "Ya Rayah" de Rachid Taha, una canción que me trae muchos recuerdos, y se me ha ocurrido que iba siendo hora de escuchar algo de música de Argelia.


Lo más sencillo habría sido tirar de raï, dado que es la música más popular fuera de sus fronteras, pero ¿quién no conoce a Khaled o a Cheb Mami? Además, salvando pocas excepciones, el raï actual me parece un pastiche que abusa del vocoder y que no me interesa demasiado.


Así que os propongo escuchar, o quizá descubrir, a Matoub Lounès. Este cantautor argelino representa muchas de las contradicciones y complejidades que encierra la sociedad de ese país, tan vasta como su propio territorio y con algunos problemas de identidad heredados de su pasado francés. Matoub Lounès fue un abanderado de la cultura amazigh, la democracia y la laicidad. Este combate contra la arabización de Argelia terminó por costarle la vida en 1998, aunque la autoría de su asesinato aún no está clara. Es uno de los cantautores más apreciados en su país.


La pieza que os muestro se titula "Tighri n taggalt" (La rebelión de la viuda) y pone voz en la lengua de Cabilia, la patria de Lounès, a una esposa que acaba de enviudar. En la canción, además de la voz de este poeta autodidacta y su mandolina, podemos distinguir darboukas y ecos de música bereber y andalusí. Leyendo los subtítulos en francés que acompañan el vídeo, es imposible no sentir un escalofrío ante lo premonitorio de su contenido.






 

martes, 8 de octubre de 2013

Series herederas



El otro día se comentaba en Twitter que Brooklyn Nine-Nine podía ser heredera de Parks and Recreation e incluso se identificaban a personajes de la primera con otros de la segunda. Ayer conseguí echarle un vistazo al piloto de la nueva comedia y no acabo de ver esa supuesta herencia. Es evidente que hay algún paralelismo, pero creo que bautizar a series nuevas como sucesoras de otras es bastante peligroso.


Para empezar, yo veo a Brooklyn Nine-Nine a medio camino entre Parks and Recreation y Children's Hospital. A la primera la adoro y la segunda me resulta insoportable. Así que, aunque le daré algunos episodios más de margen, no tengo aún muy claro si me quedaré con la nueva serie de Fox. Además, no veo que copien a personajes de Parks, sino que se trata más bien de arquetipos que, espero, adquieran humanidad y carácter propio a lo largo de la temporada. Precisamente parte de mi problema con Children's Hospital es que sacrifican la humanidad de los personajes en aras de la carcajada gratuita. Y ese es un tipo de humor que no me termina de hacer gracia. Por ejemplo, era precisamente la humanidad lo que convertía a 30 Rock en una serie que iba mucho más allá del chiste rápido, la referencia meta y los personajes absurdos.


¿Os acordáis de ella? Yo tampoco...
Ya sabemos cómo han terminado las campañas más o menos veladas para colocar a series nuevas en la estela de éxito de otras terminadas. Me cuesta recordar cuántas series se nos quisieron vender como herederas de Lost. ¿Cinco, diez, quince o incluso más? ¿Y cuántas de ellas realmente lo eran? Y aún más, ¿cuántas de ellas duraron más de una temporada?


Por no hablar de las supuestas herederas de Friends. Quizá ahí sí que podríamos hablar de Cómo conocí a vuestra madre, que supo actualizar la idea base de "amigos que se reúnen en un bar". Creo que si ha funcionado como sucesora quizá haya sido porque sus creadores no intentaron vendérnosla como tal, por mucho que algunos parecidos fueran evidentes. 


Entiendo que a la hora de lanzar una serie nueva se tire de casi cualquier tipo de publicidad y, leyendo a ciertos seguidores de las series, parece claro que Lost dejó un vacío que aún les duele. Pero vender una serie como heredera de otra de éxito me parece una estrategia peligrosa y, la mayoría de las veces, equivocada. Y me parece arriesgado que nosotros lo hagamos con solo un par de episodios a nuestras espaldas. Yo soy la primera que juzga las series por sus pilotos, pero tendré que intentar dejar que las series respiren y no ponerles etiquetas antes de que hayan alcanzado cierto recorrido. Sobre todo cuando esas etiquetas les ponen un listón tan alto.

lunes, 7 de octubre de 2013

Bach en Madrid





Tener sueños es sencillo. Lo que no lo es tanto es hacerlos realidad. Y lo que raya en la locura, esa bendita locura que nos escapa al común de los mortales, es lo que ha conseguido el Maestro Óscar Gershensohn en Madrid.


Quienes hayan coincidido con él ya sabrán que es un apasionado de Johann Sebastian Bach, pero que haya sido capaz de convertir la capital española en un referente bachiano se me antoja una locura y, sin embargo, eso es precisamente lo que narra el documental Bach en Madrid, de cuyo estreno pudimos disfrutar el jueves pasado en el Círculo de Bellas Artes.


Durante su proyección, a la que asistieron el Maestro, el director José del Río y algunos de los protagonistas, como el musicólogo Andrés Ruíz Tarazona o miembros de La Capilla Real de Madrid e Hippocampus, pudimos descubrir qué es la integral de las cantatas de Bach, qué ha supuesto para los participantes y qué ha significado para la ciudad de Madrid. Hemos conocido las dificultades técnicas que entraña cantar este repertorio y los problemas logísticos para conseguir reunir a tantos músicos de muy distinta procedencia.



Lo que empezó en 2004 siendo un ciclo de 25 cantatas para un año, fue creciendo en aspiraciones y alcance, reuniendo cada vez a un número mayor de músicos y a un público deseoso de sumergirse de lleno en la magia del genio de Leipzig. Además, no olvidemos que los conciertos se celebraron en el marco para el que fue escrito este tipo de música: la iglesia. Vemos colas inmensas de gente esperando para entrar y en algún momento se comenta que el número de asistentes ha oscilado entre los 45.000 y los 47.000. Como afirma Emiliano Cano, uno de los intérpretes, "la música barroca engancha". Y yo os lo puedo confirmar. Además, otro de los aciertos de estos ciclos de cantatas fue que no se limitaron al centro de Madrid, sino que llevaron el arte a casi todos los distritos de la capital.


El documental también nos desvela las vicisitudes económicas para llevar a cabo un proyecto de esta magnitud, sobre todo teniendo en cuenta la actual situación de crisis, que afecta especialmente al delicado estatus de la música culta, casi siempre a merced de mecenazgos con poco interés real en lo puramente artístico.


Sin embargo, lejos de caer en la queja gratuita o en el desánimo, la cinta logra dejarnos con buen sabor de boca. Efectivamente, a pesar de todas las dificultades y los obstáculos, hay lugar para el optimismo. Y es que, aunque el ciclo de las cantatas terminó, su legado continúa gracias a la implicación y el compromiso de nuevos patrocinadores, entre los que destaca el Círculo de Bellas Artes, sede del nuevo proyecto del Maestro Gershensohn: el Círculo Bach. Su segunda temporada arranca precisamente hoy con un maratón de cinco horas de sonatas, arias y corales.


El documental no es solo una conmovedora muestra de las múltiples facetas que ha supuesto llevar a cabo un proyecto como este durante nueve años. También nos ofrece una imagen clara y valiente del estado actual de la música culta en nuestro país. Estoy segura de que con el tiempo, el testimonio que Bach en Madrid ofrece servirá para entender el lugar que ocupaba el arte en este otoño de 2013.



viernes, 4 de octubre de 2013

Casual Friday: Kroke



El jueves pasado se celebró el Día Europeo de las Lenguas y en Madrid se organizaron distintas actividades para celebrarlo. Yo asistí al Goethe Institut, donde se impartieron minicursos de idiomas. Uno de ellos era de polaco y al final del curso, gané un lote de libros sobre el país, por cortesía del Instituto Polaco de Cultura.


Además, ayer leía en la programación de este mes de la Filmoteca que octubre va a dedicar un ciclo a mostrar el cine de este país centroeuropeo, con filmes como Nieulotne, Sennosc u Ostatnie Pietro. Si no recuerdo mal, el Círculo de Bellas Artes también va a emitir pelis polacas durante este mes (efectivamente, se va a proyectar El cuchillo en el agua)... Así que parece que últimamente me invade la cultura de este país y se me ha ocurrido que es la excusa perfecta para escuchar uno de esos grupos que me encantan.


Kroke es un grupo que nació en 1992 en Cracovia (de donde toman su nombre, ya que se trata de la traducción de este topónimo al yiddish). Su estilo va del klezmer más puro al jazz con toques folk. Gozan de bastante popularidad y han tocado en numerosos festivales. Además, en noviembre estarán en la sala Galileo de Madrid (dentro de una minigira que también los llevará a Alcobendas, Barcelona y Murcia). Definitivamente, este otoño vamos a poder disfrutar de la cultura polaca, ¿verdad?


Aunque su último disco es East Meets East, una colaboración muy muy recomendable con el violinista inglés Nigel Kennedy, la pieza que os propongo hoy es Time, de su disco de 1999 Sounds of the Vanishing World. Sobre el ostinato que forma el tic-tac de un reloj se va a desarrollando una melodía circular. Es klezmer, pero yo diría que "domesticado" con un tempo más lento y unas armonías más sencillas. Espero que lo disfrutéis.





jueves, 3 de octubre de 2013

Historias de la Vieja Castilla



Salvando la excepcional Crematorio, puede que lleve unos ocho o nueve años alejada de las series españolas. Si antes ya me atraían poco, desde que la tecnología y la afición me llevaron a las series en línea, no suelo acercarme al televisor salvo para algún rato muerto (y ocupado por docurrealities basura, por supuesto). Pero eso de organizar mi tiempo en función de las series en antena creo que no lo hago desde los primeros tiempos de Cuéntame.


En cualquier caso, no me duelen prendas por rectificar cuando me equivoco, y la verdad es que me alegro muchísimo de haber encontrado una serie española que, al menos por el momento, me convence.


La serie Isabel, después de algunos avatares que hacían creer que jamás vería la luz, se estrenó el año pasado y en estos momentos se está emitiendo su segunda temporada (los lunes a las 22:30 en La 1, aunque también está disponible en su totalidad en la web de Televisión Española). Y esta es la serie que me ha hecho reconciliarme con la ficción nacional. Qué queréis que os diga, no es que sea perfecta, pero enganchar, engancha.


Será por localizaciones... Aquí, Cáceres.
Podríamos empezar por lo negativo y destacar esos decorados de cartón-piedra (que, por cierto, van mejorando a lo largo de la temporada) o lo chusco de algunos efectos especiales, el hieratismo de ciertas actuaciones o la falta de verosimilitud de alguna trama, pero si somos capaces de pasar por alto ese tipo de detalles en ficciones extranjeras (en las que probablemente se inspira Isabel, como Los Tudor, Los Borgia o la fallida Los pilares de la tierra), ¿por qué no hacerlo con las nuestras? También es cierto que, como abulense, quizá no sea la persona más objetiva para juzgar una historia que me lleva por lugares tan familiares y queridos... Pero es que esta historia, en realidad, está muy bien contada.


Recién terminada la primera primera temporada (ya sabéis que a mí me gusta ir a mi ritmo), me fascina ver cómo han podido sacar tanto jugo y crear unos guiones coherentes a partir de una historia tan farragosa como la de Castilla en el siglo XV. Quizá lo único que sí le echaría en cara a la serie es que a veces le falta acción y le sobra exposición, pero entiendo que hay que explicar lo que sucede. Además, siempre es más fácil (y económico) rodar escenas de interior que coregrafiar luchas y, al fin y al cabo, el fuerte de la serie, al menos en esta primera temporada, son las intrigas palaciegas... Pero cada vez que sale el campo castellano o una torre recia, se me alegra el corazoncito...


¡Que no haya serie sin villano!
Por otro lado, me han sorprendido muy gratamente algunas actuaciones. Creo que Bárbara Lennie, que interpreta a la reina Juana de Avis, está fantástica, al igual que Pablo Derqui, que encarna al rey Enrique IV. Y la protagonista de la serie, Michelle Jenner, ha sabido hacer evolucionar a su personaje de una forma muy natural a lo largo de la temporada, pasando de ser una niña inocente y mojigata a convertirse en una verdadera reina, a lo Daenerys... De todas formas, sigo pensando que los actores españoles más jóvenes deberían mejorar su dicción y su manera de declamar, aunque parece que ese es un mal común en la actualidad...


Resumiendo, me parece una serie muy recomendable y cumple esa doble función de formación y entretenimiento que antaño se le asignaba a la televisión. Evidentemente, no es una clase de historia, pero si nos sirve para saber algo más sobre los Reyes Católicos que sus nombres o el año en que se descubrió América, bienvenido sea. Y si me quita los complejos a la hora de enfrentarme a la ficción nacional, pues mejor que mejor. Me han comentado que El tiempo entre costuras también promete. Ya estoy deseando hincarle el diente.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mi problema con los procedimentales



Ayer, mientras veía el arranque de la nueva temporada de The Good Wife, no podía dejar de pensar que el caso de esta semana, el recurso de apelación sobre un preso en el "corredor de la muerte", estaba trivializando algo tan serio como la vida de un ser humano. No os engañéis, por lo demás el episodio me gustó mucho y me dio exactamente lo que esperaba, pero me hizo reflexionar sobre esta cuestión. Y llegué a la conclusión de que ese probablemente sea el motivo por el que no me gustan las series procedimentales.


Como no las veo, no soy quien para juzgar su calidad, pero entiendo que si todas esas franquicias de CSI y similares siguen en antena es porque son buenas series. Creo que el único procedimental "típico" que seguí en los últimos tiempos fue Bones, que ya sabemos que tampoco es un dechado de virtudes, y si lo veía era más por las relaciones entre los personajes que por los casos en sí, así que mejor no ponerla como ejemplo de nada. Entonces, si partiéramos de la base de que son buenas series, ¿por qué no puedo con ellas?


Estas series utilizan la muerte y el crimen como excusa para arrancar las tramas. No importa quién era la víctima o sus familiares o sus circunstancias y si estas cuestiones llegan a destacarse es solo en función de su relevancia para la investigación. Ya sabemos que The Good Wife es una serie de grises, con unos personajes complejos lejos de las dicotomías buenos-malos que encontramos en otras ficciones, pero la frialdad con que perseguían sus intereses profesionales en el episodio de este domingo me resultó chocante. Me pareció terrible que utilizasen las últimas horas de un condenado a muerte para desarrollar una trama con guiños cómicos y que la tensión generada fuera más por el trabajo de los abogados que por la vida que estaba en juego.


Así que creo que por eso no me gustan los procedimentales (ni las series ni los libros; tampoco he sido nunca fan de Christie o Conna-Doyle). No es un problema de género, porque hay series policiacas que he visto con gran interés, como The Wire, Engrenages o últimamente, Broadchurch. Sin embargo, en todas ellas se da importancia a los casos, no son una mera excusa para que alguien más listo y más guapo que nadie luzca sus habilidades en pantalla. Hay tiempo suficiente para explorar las distintas caras de lo ocurrido y, como no es necesario cerrar el caso en unos pocos minutos, se puede dar importancia a las personas afectadas. Y eso las convierte en ficciones más ricas y más humanas.