Buenos días, chavalines. Hoy, para celebrar la llegada del viernes os propongo a un autor de finales del siglo XVI, pero no vale asustarse antes de tiempo, ¿eh?
John Dowland fue un compositor inglés (aunque se discute si acaso fuera de origen irlandés), que desarrolló su carrera en la pérfida Albión (me encanta esta expresión, qué queréis que os diga), aunque también recaló en París y en la corte danesa de Christian IV. Tuvo la mala suerte de convertirse al catolicismo en plena Reforma, lo que le conllevó algunos problemas con sus "clientes" protestantes de la corte isabelina.
Sus obras, compuestas principalmente para laud, destacan por una enorme melancolía, muy de moda en la época, que fueron luego retomadas por otros autores posteriores, como el Nocturno sobre un tema de Dowland para guitarra de Britten.
La pieza que traigo hoy al blog es la archiconocida Flow My Tears (aquí la partitura, y aquí la versión que Sting hizo hace unos añitos), pavana compuesta inicialmente para laud y que hacia 1600 se convertiría en canción al agregarse el texto que aparece a continuación del vídeo (por cierto, la traducción de la letra esta vez no es mía, sino que procede de aquí). La versión que os propongo es la de la soprano argentina especializada en música antigua Valeria Mignaco, acompañada por el laudista Alfonso Marín.
Espero que os guste. ¡Feliz fin de semana!
Flow, my tears, fall from your springs!
Exiled for ever, let me mourn; Where night's black bird her sad infamy sings, There let me live forlorn. Down vain lights, shine you no more! No nights are dark enough for those That in despair their lost fortunes deplore. Light doth but shame disclose. Never may my woes be relieved, Since pity is fled; And tears and sighs and groans my weary days Of all joys have deprived. From the highest spire of contentment My fortune is thrown; And fear and grief and pain for my deserts Are my hopes, since hope is gone. Hark! you shadows that in darkness dwell, Learn to condemn light Happy, happy they that in hell Feel not the world's despite. |
Fluid,
lágrimas mías, brotad de vuestras fuentes.
Exiliado para siempre, lloro mi pérdida. Allí donde el pájaro negro de la noche canta su dulce infamia, allí podré vivir yo, triste y abandonado. Cesad luces vanas, no brilléis más. Ninguna noche es lo bastante negra para aquellos que desesperados añoran sus pasadas fortunas. La luz sólo descubre la vergüenza. Mis penas nunca serán calmadas porque la piedad se fue. Y lloros, suspiros y gemidos. Mis cansados días han quedado privados de toda alegría. Después de la más alta vuelta de felicidad Mi fortuna ha sido precipitada y miedo, dolor y pena son mi única esperanza porque esperanza ya no hay Escuchad, sombras, pueblo de tinieblas, aprendez a despreciar la luz Felices felices quienes en los infiernos no sufren los ultrajes de este mundo |
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