Y el caso es que tanto Raising Hope como Me llamo Earl merecen ser recomendadas. Entiendo que su humor "para todos los públicos" no es para todos los paladares. No pretende ser inteligente (de hecho, a veces su humor es bastante escatológico y tontorrón) y carece de esos personajes grises tan apreciados por los críticos y los espectadores serios. Sus protagonistas son los típicos perdedores, basura blanca establecida en el último eslabón de la cadena social, supervivientes marginales que rebuscan entre las sobras del estado del bienestar. La vuelta de tuerca, en este caso, es que a pesar de ello, resultan entrañables. Greg García no se regodea en mirarlos por encima del hombro. Hasta el personaje más despreciable rezuma humanidad. Como decía @pieman815 el otro día, "de repente me río, de repente me emocionan y acabo llorando y riendo a la vez".
Por otro lado, aunque la situación social de sus series es bastante deprimente, Greg García no hace una denuncia social clara. El patetismo de los personajes y las situaciones es más bien una válvula de escape, un espejo deformante para nuestras propias miserias. Una manera de reírnos de nosotros mismos, porque es imposible reírse de ellos. Sabemos que Earl y Jimmy son estúpidos, pero nos sentimos incapaces de burlarnos de ellos. El cariño con que Greg García trata a todos y cada uno de los chalados que pueblan sus series es sorprendente y nos arrastra en una especie de espiral de buenos sentimientos excepcional en la televisión actual. Nos reímos con sus locuras, pero jamás les haríamos daño.
El único problema que veo es la circularidad de sus tramas. Tanto Me llamo Earl como Raising Hope tienen una premisa que pone en marcha la serie, pero en realidad no hay evolución. A los personajes les pasan cosas, pero ni aprenden ni cambian. Y supongo que eso, a largo plazo, puede ser un lastre. Sin embargo, lo que acabó con Me llamo Earl fue el giro que dio la trama en la tercera temporada, con esa vida "soñada" de Earl. Aunque en la cuarta temporada volvió a los orÃgenes, me dio la impresión de que la serie ya estaba herida de muerte.
Así que no tengo claro qué debería pasar con Raising Hope a partir de ahora. Es más familiar y la locura está más dosificada que en Me llamo Earl. Esta temporada ha tenido un final bastante conclusivo (por cierto, con un par de escenas rindiendo un claro homenaje a su hermana mayor), así que la tercera temporada podría ir en cualquier dirección. Solo espero que siga contagiándonos su optimismo durante mucho tiempo. El karma se lo debe.
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