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lunes, 1 de diciembre de 2014

Una de podcasts de actualidad




A veces no es fácil estar al día de lo que sucede en el mundo. Si muchas veces no tenemos tiempo ni para los titulares, cuánto más para leer artículos de análisis en profundidad o crónicas.


Una solución para mantenernos al día, claro, es seguir a nuestros medios de cabecera por Twitter. Información en tiempo real, titulares, fotografías llamativas o anécdotas más o menos jocosas pueden llamarnos la atención y llevarnos a dar el salto y leer la noticia completa, pero seguimos quedándonos en la superficie. 


La solución para mí es escuchar podcasts de actualidad. Por suerte, los servicios de radio de muchos países ofrecen crónicas o documentales de lo más interesante para descargar y, sin ser un sustituto de la prensa escrita, pueden solventar en cierta medida el problema de la desinformación (no es sorprendente que en una época en la que tenemos todo a nuestra disposición acabemos aislándonos tanto y sin enterarnos de lo que sucede a nuestro alrededor). Me entretienen mientras paseo al perro, aprendo y practico idiomas. ¿Qué más se puede pedir?


Aquí os presento algunos de los podcasts de actualidad que sigo y que escucho normalmente, uno por idioma. Todos están disponibles en iTunes. Además, quiero imaginar esta entrada como una invitación a que vosotros también recomendéis otros podcasts u otras fuentes de información. Así, todos salimos ganando.


Interception (en francés): FranceInter nos ofrece un podcast semanal (el programa se emite los domingos) con temas de actualidad centrados sobre todo en el país galo y sus territorios de ultramar. De la desaparición de los plataneros que dan sombra en el Canal du Midi al desempleo y la falta de oportunidades en la pequeña isla de Mayotte, sus temas son variados y atractivos.


Neugier genügt (en alemán): de lunes a sábado, la cadena alemana WDR5 nos trae un podcast con todos los temas imaginables, tratados con claridad y sin tapujos: del esnobismo en las presentaciones de la galerías de arte del país hasta el negocio de la ropa a medida en Vietnam. No todos son igualmente interesantes y, a poco que te descuides, se te llena la lista en el móvil, así que mejor elegir según nuestros intereses e ir borrando.


Documentaries (en inglés): lo raro sería que yo no estuviera enganchada a los documentales de la BBC en su formato radiofónico. Seguro que muchos ya los conocéis, pero, por si acaso, aquí están. Ideales para practicar inglés (y no solo el "Received English"), los periodistas de la BBC nos hacen viajar en el tiempo y el espacio, desde los barcos que tratan de garantizar la seguridad en el Golfo de Guinea al gueto de Varsovia durante la II Guerra Mundial. Y, cuando el tema lo permite, con sus gotitas de humor bien inglés.


Globo News Painel (en portugués): no se trata en este caso de crónicas ni documentales, sino de tertulias semanales (el programa se emite los domingos) de contenido político sobre la actualidad de Brasil. Interesante para estar al día de los temas candentes en el país.


Entre paréntesis (en español): de lunes a viernes, entre las 15:00 y las 16:00, Lucía Vilaplana y Marta Gómez presentan en Radio 5 tratan a fondo temas de actualidad, pero que no siempre llegan a las primeras planas. En España y fuera del país.


Y esto es todo por el momento. ¿Qué podcasts de actualidad escucháis vosotros? ¿Preferís los servicios de noticias "oficiales" o podcasts más alternativos? ¿Podríais recomendar podcasts de actualidad de otros paíes? ¿Y en otros idiomas?

viernes, 7 de marzo de 2014

viernes, 28 de febrero de 2014

(Not so) Casual Friday: Paco de Lucía

Pocos revolucionarios han suscitado el respeto, el cariño y la admiración de forma unánime. Descanse en paz.








Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas de la madrugada.
Empieza el llanto de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
!Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La elegancia del terciopelo



En mi camino de reconciliación con las series españolas, que cada vez se va afianzando más, ayer fue el turno de Velvet, la última ficción de Bambú para Antena 3, que parece de lo más cómoda en su papel de canal más adulto entre las generalistas. 


Si nos pusiéramos quisquillosos, podríamos decir que Velvet (que no "Galerías Velvet" como se dijo en un principio; agradezco la corrección de @davidpastrana ayer) es una serie para señoras (la especialidad de la productora), lo cual confirmaría esa posición de A3 con otras ficciones del mismo estilo, desde El secreto de puente viejo hasta la recientemente terminada El tiempo entre costuras, de la que ya hablé por aquí.


Además, la serie apuesta de forma tan clara por una trama de amor prohibido, al menos en su primer episodio (y por el avance del segundo episodio, parece que va a seguir por ahí), que no tengo muy claro cuánto recorrido puede tener sin caer en el culebronismo más rancio (la serie es muy de suspirar, pero si el dramón se alarga indefinidamente corre el riesgo de provocar el efecto contrario). No sé si sus responsables han diseñado la serie como una historia cerrada o si tienen pensado darle varias temporadas, pero dudo que la historia de Ana y Alberto, tal y como está planteada, dé para mucho sin caer en el cliché y en lo repetitivo (por cierto, durante las primeras escenas, cuando ellos van creciendo, ¿no os recordaron muchísimo a Los amantes del círculo polar?). 


En el lado positivo hay que destacar una ambientación preciosista, en la que cada detalle, desde el pomo de las puertas hasta los zapatos de la protagonista, te transportan al pasado. Es cierto que a veces asalta el recuerdo a Mr. Selfridge, Galerías Paradise y Pan Am (esos vestidos, esas señoritas caminando por la galería o alineándose perfectamente de frente a la cámara), pero la serie es un gustazo para la vista. Y aunque el protagonista masculino me parece un error (ayer ya comentaba en twitter que ese chico, sin la barba incipiente, tiene pinta de gañán poligonero más que de hijo de papá), me ha gustado mucho Paula Echevarría, a la que hasta ahora solo conocía como "celebrity". El resto de actores jóvenes están correctos y, de los actores más mayores, ¡qué puedo a decir! si son de lo mejor que tenemos en la escena del país: solo por oír la voz de José Sacristán merecería la pena ver la serie y con Natalia Millán no soy objetiva, porque me encanta esa mujer.


Una última cosa: como los horarios de primetime españoles me parecen delirantes, una vez más he visto la serie en la web de la cadena (que, además, ofrece bastante información adicional) y es de agradecer que no abusen de los anuncios; lo digo porque el otro día intenté ver el segundo episodio de El príncipe y al cabo de tres anuncios interminables antes de que empezara el propio capítulo terminé por desistir (al final tendré que buscarla "por otros medios" o ponerla mientras hago la comida para que se pasen los anuncios). Estoy completamente a favor de la publicidad, es evidente que de otro modo no puede existir la televisión en abierto, pero es una exageración y tanto anuncio puede terminar por causar rechazo en el espectador. Creo que en ese aspecto Telecinco debería ser más comedida. 


En fin, volviendo a Velvet, es evidente que la serie no es perfecta, pero se nota la ambición por hacer un producto que no solo atraiga para el gran público sino que tenga calidad en sí mismo. Y aunque parezca que la historia es un poco maniquea (esa mala tan mala de Aitana Sánchez-Gijón y esos buenos tan víctimas) y lo del amor prohibido lo hayamos visto mil veces, os digo una cosa, yo, que soy una adicta al rollo sentimental, seguiré pegada a la pantalla.

viernes, 31 de enero de 2014

Casual Friday: Fix This




A veces resulta abrumador la cantidad de buena música que queda por conocer. En cuanto te descuidas se te pasa un grupo, un intérprete, una banda que merecen tu atención... Además, es inevitable pensar cómo la crisis del sector y la otra, la grande, les pueden estar afectando a la gente que se mueve al margen de los grandes circuitos. Que, por cierto, suele ser la gente que más merece la pena...



Fix This es una banda madrileña que nació en 2008. Su estilo va del jazz al funk pasando por el swing, y en sus conciertos son capaces de ir de lo más intimista, una cálida combinación de guitarra y voz, hasta la locura de los metales y unos ritmos frenéticos. Tras Blim Blam, de 2011, el verano pasado sacaron su segundo disco: Brazil Sessions. La mayoría de la música y las letras son de Loralí, su vocalista, que es capaz de modelar tres idiomas a su antojo, de beber de las fuentes más diversas y de regalarnos una voz adulta, dulce, desvergonzada y seductora. 


La canción que os propongo hoy se titula "Ain't got no boss", y pertenece a su primer disco. Con una letra aparentemente sencilla se va desarrollando una base rítmica que termina en un estribillo lleno de optimismo y de una alegría totalmente adictiva. Su música atrapa y cautiva, pero para terminar a sus pies habría que disfrutar de su cercanía en vivo. Por suerte veo en su web que próximamente actuarán en Madrid. No sé vosotros, pero creo que yo ya tengo medio organizado un plan.


¡Disfrutad del fin de semana!





If you look at yourself
And analyze what you can do
to be helpful to someone, somehow
Take that quality, buried into you
And work it out, try it out, make it grow
and Let it flow...
For all dreamers, makers, breathers, feelers...
No one to catch my soul
To put in me the same old load
When I could naturally flow and play
you'd better let yourself go!



jueves, 30 de enero de 2014

La Ceuta de Telecinco




Cuando desde @birraseries me invitaron a festejar este miércoles el segundo aniversario del grupo viendo El príncipe, no tenía nada claro si quería ir. Por un lado era una nueva ocasión para reencontrarme con otros seriéfilos con los que habitualmente me relaciono por Twitter y además con una celebración importante (espero poder dedicarle un post entero al tema en breve). Por otro lado, ver una serie española, y además de Telecinco, me echaba bastante para atrás... 


Pero como los prejuicios están para superarlos, había que darle al menos una oportunidad a la serie. Y allá fui.


En primer lugar nos ofrecieron un pequeño aperitivo, tras lo cual unos 80 blogueros pudimos disfrutar del primer episodio, de algo más de una hora, para finalmente tener un encuentro con los creadores César Benítez y Aitor Gabilondo. También participaron en la presentación Mirta Drago, Directora de Comunicación de Mediaset y Paolo Vasile, Consejero Delegado de Mediaset en España, al que seguro que todos conocéis.


El título de la serie hace referencia a un barrio fronterizo y conflictivo de Ceuta al que llega un nuevo inspector jefe, Morey (Álex González), para hacerse cargo de la comisaría del distrito, controlada hasta entonces por el corrupto Fran (José Coronado), e investigar a una posible red de fundamentalistas. Al llegar a la ciudad conoce a Fatima (Hiba Abouk), profesora de un centro cívico y hermana de Farouk (Rubén Cortada), el capo del tráfico de drogas en el barrio. 


La idea de la serie me pareció desde el primero momento de lo más interesante y como ya comenté a la reportera de Telecinco tras la emisión del episodio, me alegra que aprovechen las distintas realidades de la sociedad española para contar historias que se alejen del costumbrismo más rancio. Hay vida más allá de familias, bares y vecindarios chuscos. Ese me parece el gran acierto de la serie y espero que sepan explotarlo al máximo. 


Además, algunas interpretaciones son más que correctas: sorprende escuchar a Rubén Cortada después del fiasco de El tiempo entre costuras y hay que destacar al veterano José Coronado, con un papel de villano que es más de lo que parece.


El problema, si acaso lo fuera, sería que es una serie pensada para ser rentable. Telecinco no es el Plus y El príncipe no es Crematorio. Así que han cogido una idea fantástica y le han añadido ya desde el primer episodio un bar, unos niños, una historia de amor y un policía chistoso. Entiendo perfectamente los motivos y estoy segura de que los torsos desnudos y la imprescindible escena de cama encontrarán muchos más adeptos que las persecuciones o los preciosos exteriores que nos enseñan una Ceuta vibrante y luminosa. Cuando se busca agradar al gran público, se acaba por incorporar una serie de temas ya trillados y que ensombrecen la originalidad inicial del trabajo de los creadores. Si a eso le añadimos algún giro de guión cutre y una música incidental reiterativa y ensordecedora, podríamos llegar a concluir que la serie es un petardo...


Y tampoco es eso. Evidentemente no es The Wire, ni Engrenages, ni Romanzo Criminale (serie que, por cierto, Vasile alabó ante la pregunta de uno de los asistentes), pero me parece un producto digno y que tiene muy claro a dónde quiere llegar. Y que seguramente consiga el éxito esperado. Además de la idea y las interpretaciones, que ya he mencionado, tiene cosas cuidadas, unos excelentes efectos visuales y unas escenas de acción muy creíbles. Además, es una gozada de ver, y no me refiero a sus protagonistas masculinos: hay una escena en la que solo por los caftanes ya da ganas de ir de boda en el Magreb.

Después de ver el episodio, los responsables se sometieron a las preguntas de los asistentes. Y aunque ante muchas de las ellas prefirieron irse por la tangente, sí que dieron algunos datos útiles, como que se inspiraron en hechos reales acaecidos en 2008 o que desean que la serie, de alguna forma, normalice la multiculturalidad en nuestro país. También confesaron que, aunque solo tienen diseñada esta temporada, esperan poder darle continuidad a la historia a largo plazo. Además, destacaron que, en lugar de una serie policiaca procedimental, querían ver la temporada como una gran película dividida en trece partes. Por último, también me llamó mucho la atención que, antes del episodio, emitirán un documento explicando la problemática real de El príncipe y la ciudad de Ceuta.


Durante el encuentro, además, tuve la suerte de estar sentada con una de las responsables de la productora y me estuvo contando un poco más de tú a tú el trabajo de desarrollo de la serie. Aunque no pudimos hablar mucho, fue muy interesante y me animó a seguir con ella, porque al parecer irá ganando y asentándose con el paso de los episodios. También me comentó que han intentado pegarse lo máximo posible a la realidad, hasta el punto de que algunas de los sucesos que se muestran en la serie luego han llegado incluso a ser noticia a posteriori. Además, al parecer, ya hay grupos que se están quejando de la imagen que se ofrece de la comunidad musulmana (y tengo que reconocer que en cierto modo lo entiendo)... 


Como ya me ha sucedido en otras presentaciones, me cuesta criticar una serie después de ver el trabajo que esconde detrás. Los creadores saben de sobra qué es una buena serie y estoy segura de que sin las limitaciones de un presupuesto y unos objetivos de audiencia, serían más que capaces de hacer grandes cosas. E intentan llegar a ello. Cuando ves el esfuerzo y el cariño de quien lleva desarrollando un proyecto desde hace años, se hace difícil despotricar desde la comodidad y el anonimato del sofá. Así que, a pesar de los fallos, me niego a quedarme en lo negativo e intentaré darle unos episodios más (espero que queden disponibles en la web, porque no quiero ni pensar a qué hora terminarán la emisión en prime-time si añadimos los anuncios). Al menos, como recomendó uno de los que más sabe de esto, hasta el cuarto episodio. Si la véis, ya me contaréis qué os ha parecido. 



lunes, 20 de enero de 2014

El mundo en que especulamos



Este fin de semana estuve revisando la excelente adaptación que la BBC hizo en 2004 de Norte y Sur, la novela más famosa de Elisabeth Gaskell, y me fijé en un detalle que resulta fundamental para el desarrollo de la trama y que normalmente no se tiene demasiado en cuenta. 


No sé si debería avisar de spoilers, porque entiendo que todo el mundo habrá visto ya la miniserie o habrá leído el libro (y si no, no sé a qué estáis esperando), pero por si acaso, avisados estáis. Aunque los spoilers que pueda apuntar en la entrada no van a afectar en absoluto el posible disfrute de la ficción, sé que hay gente muy quisquillosa con el tema, así que sabed que a partir de ahora va a caer algún detalle de tramas y personajes. 


La puntilla que termina de arruinar a John Thorton, el hombre hecho a sí mismo, el empresario duro pero justo, es no haber querido participar en una acción especulativa llevada a cabo por su cuñado. La misma acción, por cierto, que hace que la riqueza de Margaret Hale se multiplique y pueda ofrecerle una inversión sustanciosa para reanudar el trabajo en la fábrica. En varios momentos de la novela (y de su adaptación), la autora nos ofrece su opinión sobre este tipo de empresas y sus riesgos.


Me doy cuenta así de que la cuestión económica, todo lo que rodea a la inversión y a la especulación, tiene una gran importancia en la literatura victoriana, pero que en sus adaptaciones cinematográficas y televisivas quizá se haya dejado un poco apartada para dar mayor preponderancia a lo romántico o a lo  social. Y creo que se pueden sacar algunas enseñanzas de ello porque, al fin y al cabo, ya sabemos que la historia se repite. 
 

Es lógico que la ficción del XIX refleje los cambios que la Revolución Industrial y el incipiente capitalismo trajeron a Europa y que Inglaterra sea también en lo literario la punta de lanza de esa (r)evolución (ya sabemos que la especulación como tal es mucho más antigua, pero tengo la impresión de que es a partir de este momento cuando se generaliza, corregidme si me equivoco). No hay que ser ningún intelectual para comprender las advertencias que novelas como la ya mencionada Norte y Sur o su coetánea Tiempos difíciles, de Charles Dickens, esconden bajo la pátina de la novela costumbrista o la sátira.


Es en otra novela dickensiana donde encontramos las consecuencias más sórdidas de jugar con dinero: en ocasiones la inversión empresarial y la especulación se hallan separadas por una línea muy fina y en La pequeña Dorrit vemos cómo el protagonista, Arthur Clennam, termina por dar con sus huesos en la cárcel para deudores de Marshallsea tras el fracaso de su empresa con el inventor Doyle, pero también por la caída del banco Merdle tras una arriesgada operación especulativa.


Otra historia que trata esta cuestión de la inversión, la especulación y la ruina que conllevan es El mundo en que vivimos, novela satírica de Anthony Trollope que también cuenta con varias adaptaciones a la pantalla, la última de 2001. En ella, el oscuro empresario Melmotte consigue embaucar a los ricos londinenses para que inviertan en una línea de ferrocarril en Estados Unidos (argumento que recoge también la serie de AMC Hell on Wheels, aunque en este caso se trata de una ficción original, y no de una adaptación), experimentando un importante ascenso social hasta convertirse en miembro del parlamento inglés... Recordemos, por cierto, que fue precisamente a la sombra de la construcción de las líneas de ferrocarril en Estados Unidos cómo nacieron las empresas de calificación Standard & Poors y Moody's.



Si no me equivoco, actualmente es Rafael Chirbes, con Crematorio y En la orilla (querido Canal+, ¿me dejas pedirte su adaptación?) quien mejor está retratando la situación política, económica y social en que nos encontramos. Aunque hay multitud de artículos sobre economía en la red, creo que las dificultades cotidianas, el dilema ético y el declive como sociedad aún no están lo suficientemente representados en la ficción. Así que creo que puede ser una buena idea volver a los clásicos puesto que, a la postre, no hemos cambiado tanto y lo que tenemos ahora no deja de ser una consecuencia de lo que éramos antes. ¿Qué opináis? ¿Qué otras novelas o películas recomendaríais para comprender la realidad, pasada o presente?


lunes, 9 de diciembre de 2013

La costurerita de Tetuán


Bueno, pues por fin me he puesto con la que parece que es la serie de moda (guiño, guiño) de este año. Y hay que reconocer que tenían razón los que la vieron en el festival de Vitoria y no han dejado de recomendarla desde entonces.


Tengo que confesar que le tenía un poco de tirria a El tiempo entre costuras. La novela nunca me atrajo demasiado y la forma de programarla a mala uva de los de Antena 3 (¿de verdad no tenían otro día más que el lunes?) me habían puesto un poco a la defensiva, pero ahora que Isabel ha terminado su estupenda segunda temporada, era hora de ponerme con ella. Así que estos últimos días le he dado un buen tute y me he visto los primeros cuatro episodios.


Como ya sabéis, El tiempo entre costuras adapta la popular novela homónima de María Dueñas, publicada con enorme éxito en 2009. En ella, la joven modista Sira Quiroga abandona una España a punto de entrar en guerra para establecerse en el protectorado español de Marruecos. Por el momento, la serie sigue su camino de supervivencia y ascenso profesional desde unos orígenes humildes en Madrid.

Hay algunas cosas que no me acaban de gustar de la serie, como algún fallo de casting (ya lo había leído en alguna parte, pero es que lo de Rubén Cortada tiene delito) o algunos diálogos que suenan raros o que, directamente, son anacrónicos. Pero parece que ganan los aciertos, empezando por una luz y unas localizaciones que me tienen totalmente encandilada, o por unos personajes secundarios que atrapan.

Quizá la menos interesante, al menos por ahora, sea precisamente la protagonista, a pesar de que Adriana Ugarte es una delicia para la vista y ofrece una interpretación, en mi opinión, muy solvente. Pero me llama mucho más la atención el fresco social que pinta la serie, al ofrecernos una estampa de ese limbo que Marruecos representa durante la Guerra Civil. Creo (corregidme si me equivoco) que hasta ahora ninguna serie había llegado a representar esa irrealidad colonial, ese vivir el presente a lo Casablanca, ese crisol de nativos, funcionarios, exiliados, diplomáticos y vividores. O quiza, más bien, habría que hablar simplemente de supervivientes, ya que lo que hacen es eso, intentar sobrellevar sus circunstancias y hacer una vida lo más normal posible sin que les afecte demasiado la Historia con mayúsculas. Y precisamente de eso va la serie: de la supervivencia.


La serie hereda lo mejor de la tradición de esas grandes adaptaciones que Televisión Española producía hace ya tiempo. Boomerang y Antena 3 recogen el testigo y son capaces de crear un producto de gran calidad y, creo yo, fácilmente exportable. No estoy segura de si podría compararse con las grandes series que se han hecho en otros países, aunque creo que sí. Y, desde luego, pueden estar orgullosos del resultado. Incluso si la trama no fuera interesante (y, vistos los datos de audiencia, es evidente que sí que lo es), solo por la fotografía, el vestuario y las localizaciones ya merecería la pena. Así que es una suerte que al fin la haya descubierto. Ya tengo relevo para los lunes.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Casual Friday: Vanesa Muela



En esta entrada os tenía que haber contado mi experiencia en el concierto que Vanesa Muela ofreció en la sala Galileo el viernes pasado, pero por una serie de contratiempos que no vienen al caso, al final no pude asistir y, aunque yo no soy muy de conciertos (eso os lo explicaré otro día), me dio mucha rabia perdérmelo (aunque anoche me vengué en cierto modo yendo a ver a Kroke, que también les tenía ganas). Espero tener más suerte la próxima vez que coincida con una de sus actuaciones. Mientras tanto, aprovecho para presentárosla por si no la conocéis.


Vanesa Muela es una cantante y percusionista (y también historiadora) de Laguna de Duero (Valladolid). Comenzó a cantar con cuatro años y, desde entonces, no ha parado, dedicando su vida a recuperar y dar a conocer la música tradicional de Castilla y León dentro y fuera de nuestras fronteras, tanto con sus conciertos como con un programa de actividades de divulgación en centros educativos.


Últimamente ha colaborado con el grupo madrileño Hexacorde, pero en sus canciones también podemos encontrarnos con el laúd del sudanés Wafir Shaikh El-Din o el acordeón de María Eugenia López. En mi opinión, Vanesa tiene una calidad vocal excepcional entre los folcloristas, técnicamente limpia y muy conmovedora, y es una delicia escuchar sus jotas, charras, corridos, etc. Además, es espectacular ver cómo domina la percusión con panderos, cucharas, conchas y otros objetos tradicionales (en youtube hay un montón de vídeos, no dudéis en verlos).


Si queréis saber más de ella, en el programa La Tarataña de Radio 3 le dedicaron un especial celebrando sus treinta años de trayectoria, que podéis escuchar aquí (a partir del minuto 21). La pieza que yo os propongo escuchar hoy se titula "La pandereterita" y podéis encontrarla en su disco Garabítense, de 2010 (en realidad la canción entronca con el folclore asturiano; si os apetece, luego podéis compararla con esta versión, esta o esta otra). A mí es una pieza que, en su sencillez, realmente me emociona. A veces estamos tan ensimismados descubriendo nuevas músicas, que se nos olvida lo que más cerca tenemos. Que la disfrutéis.




jueves, 3 de octubre de 2013

Historias de la Vieja Castilla



Salvando la excepcional Crematorio, puede que lleve unos ocho o nueve años alejada de las series españolas. Si antes ya me atraían poco, desde que la tecnología y la afición me llevaron a las series en línea, no suelo acercarme al televisor salvo para algún rato muerto (y ocupado por docurrealities basura, por supuesto). Pero eso de organizar mi tiempo en función de las series en antena creo que no lo hago desde los primeros tiempos de Cuéntame.


En cualquier caso, no me duelen prendas por rectificar cuando me equivoco, y la verdad es que me alegro muchísimo de haber encontrado una serie española que, al menos por el momento, me convence.


La serie Isabel, después de algunos avatares que hacían creer que jamás vería la luz, se estrenó el año pasado y en estos momentos se está emitiendo su segunda temporada (los lunes a las 22:30 en La 1, aunque también está disponible en su totalidad en la web de Televisión Española). Y esta es la serie que me ha hecho reconciliarme con la ficción nacional. Qué queréis que os diga, no es que sea perfecta, pero enganchar, engancha.


Será por localizaciones... Aquí, Cáceres.
Podríamos empezar por lo negativo y destacar esos decorados de cartón-piedra (que, por cierto, van mejorando a lo largo de la temporada) o lo chusco de algunos efectos especiales, el hieratismo de ciertas actuaciones o la falta de verosimilitud de alguna trama, pero si somos capaces de pasar por alto ese tipo de detalles en ficciones extranjeras (en las que probablemente se inspira Isabel, como Los Tudor, Los Borgia o la fallida Los pilares de la tierra), ¿por qué no hacerlo con las nuestras? También es cierto que, como abulense, quizá no sea la persona más objetiva para juzgar una historia que me lleva por lugares tan familiares y queridos... Pero es que esta historia, en realidad, está muy bien contada.


Recién terminada la primera primera temporada (ya sabéis que a mí me gusta ir a mi ritmo), me fascina ver cómo han podido sacar tanto jugo y crear unos guiones coherentes a partir de una historia tan farragosa como la de Castilla en el siglo XV. Quizá lo único que sí le echaría en cara a la serie es que a veces le falta acción y le sobra exposición, pero entiendo que hay que explicar lo que sucede. Además, siempre es más fácil (y económico) rodar escenas de interior que coregrafiar luchas y, al fin y al cabo, el fuerte de la serie, al menos en esta primera temporada, son las intrigas palaciegas... Pero cada vez que sale el campo castellano o una torre recia, se me alegra el corazoncito...


¡Que no haya serie sin villano!
Por otro lado, me han sorprendido muy gratamente algunas actuaciones. Creo que Bárbara Lennie, que interpreta a la reina Juana de Avis, está fantástica, al igual que Pablo Derqui, que encarna al rey Enrique IV. Y la protagonista de la serie, Michelle Jenner, ha sabido hacer evolucionar a su personaje de una forma muy natural a lo largo de la temporada, pasando de ser una niña inocente y mojigata a convertirse en una verdadera reina, a lo Daenerys... De todas formas, sigo pensando que los actores españoles más jóvenes deberían mejorar su dicción y su manera de declamar, aunque parece que ese es un mal común en la actualidad...


Resumiendo, me parece una serie muy recomendable y cumple esa doble función de formación y entretenimiento que antaño se le asignaba a la televisión. Evidentemente, no es una clase de historia, pero si nos sirve para saber algo más sobre los Reyes Católicos que sus nombres o el año en que se descubrió América, bienvenido sea. Y si me quita los complejos a la hora de enfrentarme a la ficción nacional, pues mejor que mejor. Me han comentado que El tiempo entre costuras también promete. Ya estoy deseando hincarle el diente.