lunes, 30 de septiembre de 2013

Frentes abiertos



Parece que ya empezamos con los lunes infernales, ¿este año cuántas series se nos van a acumular los lunes? De todas formas, es más que probable que esta noche, en cuanto termine con los deberes del día, me vaya a mi sofá, me prepare una copa de vino y me ponga con la quinta temporada de The Good Wife. Recién sacadita del horno (hoy, el mundo se va a dividir entre los que verán Breaking Bad y los que veremos a la no tan buena esposa, Revenge y Downton Abbey tendrán que esperar).


Puede que ya lo haya comentado alguna vez, pero lo repito, es la primera serie que veo mientras está en emisión. Quién me iba a decir a mí que iba a ser tan fan de una obra de la CBS. Pero es que esta serie no parece de un canal en abierto. Esta serie es otra cosa: tan adulta, tan elegante, tan divertida, tan loca y tan humana...


De cara a la nueva temporada tenemos varios frentes abiertos. Anoche estuve viendo el último episodio de la cuarta temporada para refrescarme la memoria (ha sido una delicia, ¡qué buena es esta serie!) y ahora os la refresco yo a vosotros. Y cuidado, que vienen spoilers.
¿Sabremos algún día qué pasó o la trama
desapareció de la faz de la tierra?


Empecemos por Jackie Florrick y su enfermero, que no tienen ninguna intención de separarse a pesar de las amenazas veladas y el cheque que su Peter le dio a este para que desapareciera del mapa. La señora está mayor y ya hemos visto que se le va la cabeza. El cuidador es un hombre listo. Mucha atención.


Después tenemos a Cary Agos y los abogados disidentes, que van a montar su propio bufete con el respaldo económico de Collin Sweeney. Nunca un "I'm in" sonó tan bien como el que Alicia le dio a su colega. Esto promete fuegos artificiales. Y aún no sabemos si se les unirá Robyn, la nueva investigadora, o Kalinda.


Si Alicia se va con Cary, Diane y Will siguen adelante con Lockhart & Gardner, pero a pesar del aparente buen momento de la firma después de las tempestades de la temporada, la tormenta vuelve a asomar, y esta vez será más fuerte que nunca. Si Diane se hace con la judicatura, ¿qué será del bufete?
Otro de los puntos fuertes de la serie: los secundarios.


Y como la vida de Alicia es un complicado entramado entre lo profesional y lo personal, tendrá que lidiar con Will como exjefe, contrincante en el juzgado y amante "abandonado". Además, Will sabe que Peter Florrick ha ganado las elecciones de forma no demasiado honrada... Porque, efectivamente, Peter ya es gobernador de Illinois y tiene a su familia a su lado. Pero sus manos no están limpias, así que ya veremos cómo discurre su mandato y cuánto le dura la alegría.


Tengo muchas ganas de que vuelva la serie. Supongo que, como viene siendo habitual, empezará poquito a poco, poniendo una pieza tras otra, discretamente, ocultas bajo los destellos de los casos semanales, que serán tan locos como siempre (aunque me da la impresión de que no son tan absurdos como llegaron a ser algunos de las primeras temporadas, ¿verdad?). La gente se quejará de que no pasa nada, de que todo es muy lento y, cuando quieran darse cuenta, llegará el momento culmen en el que todo encaja y las tramas les explotarán en la cara... Ayyyy, no puedo esperar.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Casual Friday: Nico Muhly



A sus 32 años, Nico Muhly sigue siendo considerado un niño prodigio de la música. Y no es para menos: a esa edad ha logrado una notoriedad en el microcosmos de la música clásica que ya quisieran muchos otros compositores. Lo que no tengo demasiado claro es si esa popularidad se debe a sus óperas o composiciones más serias, o si más bien sería fruto de sus incursiones y colaboraciones con artistas pop o indie, como Anthony and the Johnsons o Björk.


Me gustan mucho los artistas que trabajan con la voz, así que era inevitable que, antes o después, acabara topándome con Muhly (ahora lo que me gustaría es cantar algún día una de sus piezas corales). Y hace unos días, mientras volvía a escuchar uno de los podcasts que le dedicaban en el fantástico programa Le Matin des Musiciens de France Musique (emitido originalmente el 13 de mayo de este año), se me ocurrió que podíamos escucharlo juntos en este rincón.


La pieza que he escogido es Wonders I: New Things and New Tidings y pertenece a su segundo álbum en solitario: Mothertongue. En ella apreciamos posmodernidad y minimalismo (no en vano, hablamos de uno de los protegidos de Philip Glass), pero también adivinamos en ciertas armonías y en la instrumentación el amor de Muhly por los músicos del Renacimiento.


No digo que sea una pieza sencilla, pero cuanto más se escucha, más cautivadora resulta. Que la disfrutéis y que tengáis un estupendo fin de semana.





jueves, 26 de septiembre de 2013

Ted & Co.



[Cuidado, spoilers sobre la novena temporada de Cómo conocí a vuestra madre]


"¿Conoces a Ted?" debe de ser uno de los títulos más utilizados a la hora de mencionar Cómo conocí a vuestra madre, así que el primer desafío era cómo empezar a hablar de la serie sin hacer uso de una de las muletillas más manidas de toda la blogosfera. Y, teniendo en cuenta que ha sido una de las series más comentadas (para bien o para mal) en los últimos ocho años, no es nada fácil...

El lunes se estrenó en Estados Unidos la novena y última temporada (en España, Fox ya está emitiendo la temporada octava y enlazará directamente con la novena). La expectación general era grande por dos motivos: en primer lugar por la sensación de despedida y, segundo, porque en la finale de junio por fin conocimos a la madre que más ha dado que hablar en los últimos tiempos. Después de todo tipo de especulaciones y apuestas, resultó que la madre iba a ser una actriz prácticamente desconocida. Creo que fue una buena decisión, así no tendríamos una imagen preconcebida o tintada por papeles anteriores.


Como una de las señas de identidad de la serie son las triquiñuelas y el engaño constante a las expectativas del espectador, no acababa de tener claro si realmente se iba a tratar de la madre y, en caso de que lo fuera, si la íbamos a volver a ver antes del episodio final de la serie. Pero resultó que sí. No solo el Ted del futuro comenta: "Y así es cómo vuestra tía Lily conoció a vuestra madre", sino que vemos a Ted un año después, cuando ya tiene una relación estable con ella. Así que todas nuestras dudas y desconfianza quedan barridas. Es la madre y solo nos queda disfrutar del camino.

Efectivamente, como ya se apuntó al finalizar la temporada pasada, esta tendrá lugar a lo largo del fin de semana de la boda. Gracias a los saltos temporales y a los trucos habituales de la serie, no creo que haya ningún problema en que esos dos o tres días nos den para una veintena de episodios. En cuanto a estos dos primeros episodios de la temporada, nos ofrecen lo acostumbrado: un desarrollo divertido y entrañable, con unos personajes que conocemos al dedillo. Un Ted en su línea, torturando a Lily en el coche (no hay nada más terrible que un compañero de viaje indeseado, ¿no? pues pensad en la que le espera a Marshall), y del que huye para subirse a un tren en el que termina compartiendo azúcar y confidencias con su futuro. Y Barney y Robin con el argumento más sobado y repetido en la historia de los romances. ¿En serio? ¿A estas alturas se plantean si pueden ser familia? Menos mal que la cosa duró poco. Me gusta más la idea que plantean de que la única pareja que ellos ven como un ejemplo a seguir vaya a divorciarse y la más evidente, con retoño incluido, esté separada (aunque solo físicamente, jeje).

En fin, que Cómo conocí a vuestra madre ha vuelto y yo estoy contenta. Creo que va siendo hora de que termine la serie (algo tan conceptual no puede estirarse hasta el infinito y muchos llevan tiempo comentando que la idea de la serie está desvirtuada), aunque voy a echar mucho de menos a Ted ("por eso se llama guantera") y a los suyos. Mientras tanto, disfrutemos de lo poco que nos queda.

martes, 24 de septiembre de 2013

Sufriendo como Mary





[Atención, spoilers del primer episodio de la cuarta temporada de Downton Abbey]


Intento imaginar cómo será una sala de guionistas y me cuesta. Mi mente seriéfila se va automáticamente a la panda de pirados de 30 Rock, pero intuyo que esa locura no se acercará demasiado a la realidad. ¿O sí? Tendría que preguntar a @lidiamfraga...


En mi mente veo cómo se hizo el silencio en la sala de guionistas de Downton Abbey cuando se les avisó de que Dan Stevens se marchaba de la serie para iniciar una "prometedora" carrera en el cine (cuyo culmen, por ahora, es esto, ¡un gran aplauso a su perspicacia y su visión!). Dejando de lado si la historia de Mathew y Mary daba más de sí, cosa que no tengo demasiado clara, supongo que no debe de ser fácil sacar de la serie a un personaje tan protagónico. Además, creo que en la forma de hacerlo también hubo un poquitín de mala uva (en plan: si él nos deja tirados, nosotros lo vamos a borrar de la serie de forma que sea imposible su regreso). No fue como caerse por el hueco del ascensor, pero casi...


Aquí los cansinos. Menos mal que han salido poco.
En cualquier caso, la última escena de la tercera temporada nos daba un mazazo muy efectivo, incluso si tenemos en cuenta que casi todos nos lo esperábamos (era prácticamente imposible no imaginar que algo así iba a suceder después de tantas noticias al respecto como hubo en aquellos días, qué navidades más malas nos dieron). La nueva temporada que se estrenó anoche en Reino Unido (con récord de audiencia) retoma la idea de la muerte, con unas bellas y oscuras imágenes invernales de Downton que, prescindiendo de los títulos de crédito, nos adentran en el mundo de luto por el que se mueven los personajes, seis meses después del trágico accidente.


Es un episodio de presentación en el que el único avance, aunque no es poca cosa, es la aceptación de Mary de la muerte de su esposo y su regreso, en palabras de Carson, al "mundo de los vivos" (que se materializa en su cambio de vestuario en la última escena, que cambia el luto riguroso por el malva). Su enfrentamiento al conde de Grantham junto a su cuñado Branson con respecto a la gestión de la abadía, con ese tema recurrente de la tradición frente a la modernidad, vuelve a estar presente y va a ser uno de los motores de la temporada. Será interesante ver cómo una mujer toma las riendas de la finca; su suegra y su abuela van a estar muy orgullosa de ella.


Y aquí Edith, de parranda.
En cuanto al resto de personajes, en este episodio se plantea más o menos cuál va a ser su camino. Edith y su amante, que ha elegido el peor momento para emigrar a Alemania (para más información, visitad esta reseña de @enclavedesil de hace unos días). La señora Crawley que, una vez superado el duelo por su hijo, va a ocuparse de un antiguo colega de Carson, al que recordamos de la primera temporada... Y poco más en el piso de arriba. En el de abajo, la verdad es que las tramas de los sirvientes nunca me han resultado demasiado interesantes y, lamentablemente, O'Brian también ha desaparecido de Downton (cosa que descubrimos en la engañosa escena de los títulos de crédito). Ahora que Thomas parece haberse redimido, ¿a quién vamos a tener como villano? ¡Queremos un villano realmente malvado!


En resumen, Downton regresa con sus señas de identidad: culebroneo en un marco de lujo. Otra cosa no, pero la serie es preciosa de ver y solo por admirar a Mary, cual Magdalena penitente, subiendo y bajando las escaleras, ya merecería la pena. Aunque espero que la temporada nos ofrezca mucho más.

Edito: me confirman fuentes fidedignas (aka @missmacguffin) que no hay sala de guionistas, todo sale de la mente enferma de Julian Fellows. Ahora me lo imagino sentado en su despacho, acariciando a un gato y riéndose por lo bajo mientras piensa en cómo hacer sufrir a los personajes...

lunes, 23 de septiembre de 2013

Las invasiones bárbaras: los amigos de Rémy



Tengo una historia rara con la peli que he visto este sábado. Había intentado verla dos veces anteriormente, y en ninguna de ellas lo conseguí. La tenía por ahí aparcada, así que era un buen día para darle la oportunidad definitiva. Y creo que ha merecido la pena.


Las invasiones bárbaras es una película franco-canadiense de Denys Arcand, ganadora del Oscar a la película de habla no inglesa en 2004, entre muchos otros galardones.


Aunque se trata de la segunda parte de una trilogía, yo no he visto ninguna de las otras películas y, la verdad, tampoco creo que sea necesario (aunque ahora me pica la curiosidad y probablemente acabe buscándolas). En este film, Rémy (interpretado por Rémy Girard) es un profesor universitario que, en la cincuentena, descubre que tiene un cáncer terminal, por lo que decide reconciliarse de alguna manera con su exmujer y con su hijo, que vive en Londres. Este último decide mover cielo y tierra para hacer que los últimos días de su padre sean lo más agradables posible y reúne a sus viejos amigos, intelectuales y descreídos, para que pasen juntos esos momentos finales.

El argumento no es especialmente original (de hecho, en algunos momentos me recordó a Los amigos de Peter) y la peli podría haber sido una melodrama lacrimógeno más, pero por suerte va mucho más allá. A pesar de que uno sabe cómo va a terminar y todo lo que va sucediendo tiende hacia ese momento final (no hace falta ni que avise de spoilers, desde el primer momento queda claro cómo va a terminar la película), hay escenas de una comicidad sutil y con bastante mala uva. La trama se desarrolla de forma natural a pesar de que todo el peso de la película recae sobre los diálogos y eso podría haberla convertido en un film muy denso. Estoy pensando ahora mismo en un monólogo realmente memorable que tiene el protagonista (¡los muslos de Irene Orsini!). Además, trata sin remilgos ni maniqueísmo ciertos tabús, como la eutanasia o el consumo de drogas, y eso es muy de agradecer.

En realidad, la peli trata muchos temas: las relaciones entre padres e hijos, la nostalgia por el pasado y el fracaso de los ideales, la amistad, la soledad y, como es lógico, la aceptación de la muerte, una muerte que planea sobre toda la película y que es aceptada con naturalidad... A pesar de que estos temas pueden parecer profundos, el film no resulta nada pesado de ver. Me ha encantado la forma en que retrata la amistad, me he divertido un montón con ese grupo de viejos cínicos y aburguesados, hablando de los tiempos en que aún tenían sueños.

Además, si queréis acostumbrar el oído al francés de Québec, esta es una oportunidad perfecta. Ya me contaréis qué os parece el acento de los protagonistas.



viernes, 20 de septiembre de 2013

Casual Friday: Tigran Hamasyan



Hasta hace apenas un año había en Radio 3 un programa llamado El Este, que dirigía y presentaba Maja Vasiljevic. Fue durante varios años una de mis citas radiofónicas indiscutibles y su desaparición, una dolorosa pérdida. Merecía la pena madrugar cada sábado para escuchar el precioso acento de la presentadora, sus anécdotas, sus historias y su sabiduría, y para descubrir de su mano multitud de músicas desconocidas, éxoticas, atractivas e hipnotizantes. Confío en que algún día Maja vuelva a la radio. Su programa es necesario.


Llegué al programa gracias a mi afición por el klezmer y a través de él llegué a otros lugares musicales, como la maravillosa música folclórica de Armenia. Y a través de esta música llegué a Tigran Hamasyan, que es el intérprete que hoy os invito a escuchar.


Hamasyan nació en 1987 en Armenia, donde a los 13 años fue descubierto (entre otros, por Chick Corea) durante el Festival de Jazz de Yereván. Desde entonces, ha ganado numerosos premios, ha tocado el piano por escenarios de todo el mundo y, desde 2003, vive con su familia en California. Su primer disco, World Passion, fue publicado en 2006 y su último trabajo, Shadow Theater, hace apenas un mes. La sorpresa fue descubrir hace unas semanas que el próximo 7 de febrero estará en el Auditorio Nacional de Madrid. Si puedo, no me lo perderé.


Su estilo al piano tiene influencias jazzísticas y folclóricas, pero también de música de vanguardia e incluso rock. A mí me tiene totalmente cautivada y me alucina que alguien tan joven tenga esa presencia, esa madurez y esa poesía. Aquí podéis ver un concierto suyo. Además, en spotify podéis escuchar su último disco al completo.


Aunque es autor de la mayoría de sus piezas, la que me apetece escuchar hoy es una versión a piano solo de un himno tradicional armenio, que encontramos en su disco A Fable; se trata de "Mother, where are you?" Cerrad los ojos y escuchad, ¡qué mejor manera de inaugurar el fin de semana!



jueves, 19 de septiembre de 2013

Jess is back!



Parece mentira, pero ¡New Girl ya va por la tercera temporada! Cuando llegó, parecía que no acababa de encontrar el tono y es probable que lo que a priori parecía su punto fuerte, el protagonismo de una actriz indi, reconocida y de moda como es Zoey Deschanel, fuera lo que la lastraba al principio.


Poco a poco fue encontrando el tono y, aunque yo no hablaría de evolución en los personajes, sí que es cierto que se han afianzado y se han definido sus personalidades. Quizá haya algún elemento que todavía cojea, como sucedía aún en la segunda temporada con Winston, y en ocasiones todo resulta demasiado exagerado, incluso teniendo en cuenta que se trata de una comedia que quiere ser bastante loca (aunque luego se quede en algo bastante convencional). En cualquier caso, termina siendo una serie entrañable en su locura y estaba esperando con ganas que volviera porque ¡menuda sequía de comedias en verano! (Tendríamos que analizarlo algún día, porque al menos este año no ha habido absolutamente nada que me enganchara). 


El martes, por fin, New Girl regresó con el primer episodio de la nueva temporada. Y, aviso, aquí comienzan los spoilers. La trama comienza inmediatamente donde quedó el epi final de junio, con Nick y Jess declarándose su amor, y Schmidt dividido entre Cece, que acaba de dejar plantado a su novio indio en el altar, y su antigua novia del instituto, Elizabeth (una de las mejores sorpresas de la temporada pasada). Lo difícil de juntar a los dos protagonistas después de dos temporadas de "ahora te quiero, ahora no te quiero" es cómo seguir adelante. No es que crea que se trate de una maldición que se carga las series, pero es cierto que lo de resolver la tensión sexual no resuelta es peligroso: si el emparejamiento no se produce al final de la película, después de invertir años en shipear a los protagonistas, sabes que la relación va a terminar como el rosario de la aurora (si no, a ver de dónde tiran los guionistas), y eso hace que, de alguna forma, te desvincules. Es evidente que Nick y Jess tienen los días contados, y eso entristece, enfada y hace que no te involucres en su evolución.
Nick, en unas relajantes vacaciones.


Sin embargo, el tira y afloja entre estos dos personajes estuvo bien llevado durante la segunda temporada, resultaba creíble y lógico dentro de los límites de absurdo de la serie. Así que espero que los guionistas sepan mantener el interés. En cuanto al resto, el personaje de Elizabeth me gusta mucho (además, creo que aporta una dosis de normalidad muy agradable), aunque no tengo demasiadas esperanzas en cómo se desarrollará el triángulo amoroso. Y en cuanto a Winston, parece que no ha hecho nada, pero ha tenido un par de escenas muy divertidas: hemos descubierto alguna más de sus rarezas (¿cuántas van ya?) y que es daltónico.


Parece que la nueva temporada ha descolocado un poco el orden establecido (con viaje a México incluido), así que veremos por dónde va. No obstante, mantiene sus señas de identidad: esa amistad no demasiado sana, muchos gritos, los mohínes de Deschanel y unos protagonistas tan perdidos como siempre. Me gustaría que algún día desarrollaran una trama que no fuera meramente amorosa; parece que todo se limita a quién se empareja o se enfada con quién, y la verdad es que sería interesante ver un poco más de sus familias o sus trabajos, porque las tramas episódicas se quedan un poco cortas. De todas formas, como ya he dicho antes, estoy contenta de que haya regresado y, si no fuera suficiente con esto, abre la veda para el regreso del resto de comedias. Y eso sí que es una buena noticia.


lunes, 16 de septiembre de 2013

Resultados del sorteo



¡Buenos días! Pues ya está, ya ha pasado una semana desde que publiqué la entrada para el sorteo del libro de Mariló García Cócteles fuera de serie. Lo he realizado a través de la página web Sortea2 y este ha sido el resultado:

Cócteles fuera de serie

 

Enhorabuena a LiPooh y, sobre todo, muchas gracias a todos por participar. En breve me pondré en contacto con la ganadora. Después, habrá que exigirle que se lo estudie bien y nos invite al resto a catar las recetas. Ah, y que no se olvide de escribir una reseña con su opinión sobre el libro.

Ahora os dejo, que tengo que irme al gim. Portaos bien, leed mucho y daos a los cócteles, pero de series.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Casual Friday: Dave Brubeck



El otro día escribí una pequeña entrada sobre el documental 1959: The Year That Changed Jazz. Hoy mi propuesta es pararnos a escuchar una de las piezas que se mencionan en el documental y uno de mis temas favoritos de este género: Take Five.


Como ya sabemos, el cuarteto de Dave Brubeck publicó Time Out, el disco que incluye esta obra, en 1959, un año después del viaje que realizaron patrocinados por el Departamento de Estado estadounidense por Europa Oriental y el sur de Asia. Durante dicho viaje, el cuarteto se empapó de un exotismo que posteriormente incorporaría al disco.




Solo dos pequeños apuntes: por un lado, el título se debe al patrón rítmico de 5/4 que tiene la pieza, a diferencia del ritmo habitual en el jazz de 4/4 (es muy sencillo, al marcar el ritmo de la pieza, contamos un-dos-tres-un-dos, un-dos-tres-un-dos, en vez de un-dos-tres-cuatro); por otro lado, aunque es Dave Brubeck quien suele mencionarse como autor, en realidad fue escrita Paul Desmond, el saxofonista del cuarteto. En el original, Brubeck ni siquiera tiene un solo (él mantiene la base de la pieza con el ostinato del piano), sino que estos corresponden a Desmond y al batería del cuarteto, Joe Morello (¡el solo de batería me encanta!). 

Seguro que la conocéis todos, al fin y al cabo no se trata de descubrir nuevas músicas, sino de que disfrutemos juntos. Por si acaso: la primera vez que se escucha esta pieza resulta extraña, pero termina por ser hipnótica. Al final, acabas totalmente rendido a su genialidad. Es complicada y sencilla. Es mágica. A mí a veces me da ganas de llorar. No es música clásica, pero después de más de cincuenta años realmente podemos decir que es un clásico. Y ahora voy darle al play otra vez.



jueves, 12 de septiembre de 2013

Dos películas en La2



Uno de los problemas que tiene el prime time para los que nos gusta madrugar es que empieza a horas intempestivas. Como tengo la mala costumbre de dormir ocho horas, pocas son las veces que enciendo la tele por la noche, ¿para qué hacerlo si sé que no podré ver terminar ningún programa? Suele ser más fácil ponerte una serie en el ordenador o irte a leer directamente. Además, a pesar del gran número de canales disponibles, la oferta a veces es desalentadora. Mira que me gustan los docurrealities de la TDT, pero a veces apetece algo con un poco más de sustancia.


A pesar de todo, esta semana he tenido suerte y no he visto una, ¡sino dos! películas. Y como la televisión pública no tiene publicidad, se puede ver un programa sabiendo que no terminará de madrugada por culpa de los anuncios. Además, qué queréis que os diga, me gustan las pelis que pone La2 (en general, me gusta bastante su programación, cualquier día le termino de dar una oportunidad a Curro Jiménez a la hora de comer y os cuento qué tal). Se salen un poco de lo más comercial y permiten descubrir joyitas que, de otra forma, nos pasarían inadvertidas.



El lunes se emitió La camioneta, film británico de 1996 protagonizado por Donal O'Kelly y Colm Meaney (a quien ahora podemos ver, con unos añitos más, haciendo de malo malísimo en la serie Hell On Wheels). En esta comedia social de Stephen Frears, que se desarrolla en Dublín durante el mundial de fútbol del 90, dos amigos en paro deciden acondicionar una vieja camioneta y convertirla en un puesto ambulante de comida. Yo la había visto ya en su momento en el cine y me gustó revisionarla. Hay que ver cómo cambian las tornas, a finales de los noventa hubo toda una serie de pelis británicas que, de algún modo, denunciaban la situación de la clase media-baja en las islas. Mirad cómo estaban ellos entonces y mirad cómo estamos nosotros ahora...


Y justo anoche pusieron Un conejo sin orejas, una peli alemana de 2007 dirigida y protagonizada por Till Schweiger (el guapo oficial en Alemania durante los noventa) y Nora Tschirner. Se trata de una comedia romántica, bastante convencional pero muy divertida, en la que el paparazzo Ludo monta un lío durante una boda y termina teniendo que hacer trabajos sociales en la guardería donde trabaja Nora, una antigua compañera de instituto. Y no hace falta que os cuente el resto, porque cumple todos los tópicos de las comedias románticas. Schweiger está mayorcete y a mí siempre me ha pegado más de tío duro que de galán, pero como la peli es suya, pues que haga lo que quiera. Una de las cosas que molan de las comedias alemanas es que suelen tener el detalle de dar un giro cada vez que está a punto de caer en la cursilería, y eso es muy de agradecer.





La verdad es que cualquiera de los dos films cumple perfectamente su función, permiten pasar un rato agradable y no tienen un metraje excesivo, así que me pude ir a la cama antes de las doce. ¿Qué más les puedo pedir? Sí, que sigan poniendo pelis así.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Una serie menos




Os confesaré algo: yo ni sabía que Hallmark (sí, la marca de las tarjetas de cumpleaños) tenía una canal de televisión propio. Lo he descubierto hace nada, pero creo que es la primera y la última vez que me atrevo con él. O no, no sé, pero la primera experiencia no ha sido demasiado positiva...



Hace unos días publiqué una entrada en la que reflexionaba sobre aquellas series que terminamos dejando por uno u otro motivo. Pues bien, hoy os presento la última serie a la que he dado una oportunidad y que, sin duda, dejará un bonito espacio libre en mi disco duro. 


Cedar Cove es una serie dramática estrenada en julio de este año por Hallmark Channel en los Estados Unidos. La serie está basada en una serie de novelas de la autora romántica Debbie Macomber y, teniendo en cuenta mi afición por la literatura basura, pensé que una serie de las mismas características no estaría mal para las sobremesas de final de verano. Pero no. Todo tiene un límite.

Aquí el galán...

Es cierto que Andy MacDowell venía de Jane by Design, que tampoco es que haya sido un hito de la historia de la televisión, pero al menos esta última serie tenía gracia. Es verdad que la televisión está de moda y que muchas actrices de cierta edad se están pasando de la gran pantalla a la pequeña, pero esta mujer debería tener algo más de criterio... En la serie interpreta a Olivia Lockhart, la juez del tribunal de Cedar Cove, a la que un antiguo amigo de la universidad propone convertirse en juez federal. Aunque intenta mantenerlo en secreto, pronto se convierte en la comidilla del pueblo.


En principio no tendría demasiados problemas con la calidad técnica: que los decorados sean de cartón piedra, que el CGI se vea a la legua o que la iluminación en ocasiones parezca de una comedia española no es lo que va a hacer que yo deje una serie. Es cierto que la serie tiene un tufillo a telefilm noventero que no resulta demasiado atractivo, pero quien haya visto cualquier comedia inglesa sabe obviar estos pequeños detalles. El problema de Cedar Cove es que se toma tan en serio a sí misma, tiene tan claro que quiere ser un oasis de ternura, amor y amistad que echa para atrás. No funciona como "lugar feliz": lo tierno es plomizo, lo cercano resulta ajeno, las protagonistas me caen antipáticas y los secundarios graciosos son increíblemente artificiales. Los personajes masculinos son un cero a la izquierda y ni siquiera resultan físicamente atractivos. Cedar Cove querría ser Cicely o Stars Hollow, pero ni se acerca.


Y no creo que me pillara en un mal momento, sabía bien lo que iba a ver y había escogido el momento en que me apetecía ver algo así: es que todo era un despropósito. Así que después de perder media hora de mi vida aburriéndome con el primer episodio (la otra media hora de duración me la pasé durmiendo, así que no la doy por perdida), la dejo. Sé que no es para mí. Supongo que habrá a quien le guste, pero por esta vez, y sin haberlos leído, me quedo con los libros.



martes, 10 de septiembre de 2013

La revolución del 59: The Year that Changed Jazz




Puede que 1959 pase a la historia por ser el año en que Fidel Castro llegó al poder en Cuba. Sin embargo es otra revolución, de ámbito más cultural y gestada un poco más al norte, la que nos descubre el documental que hoy os recomiendo.


1959: The Year that Changed Jazz es un documental de la BBC Four de 2009. En él se analiza la importancia de cuatro álbumes de jazz que aparecieron en aquel año y que revolucionaron la historia de la música: Kind of Blue, de Miles Davis; Time Out, de David Brubeck; Mingus Ah Um, de Charles Mingus; y The Shape of Jazz to Come, de Ornette Coleman.




El documental parte de la escena del bebop de los años cuarenta, que fue el caldo de cultivo en el que estos cuatro músicos pudieron empaparse del estilo y las influencias de otros maestros como Charlie Parker, en cuyo quinteto se iniciaría Davis. Su disco Kind of Blue, con más de cinco millones de copias vendidas hoy es considerado el mayor éxito de la historia del jazz.







A pesar de comenzar en el mundo del bebop, los cuatro músicos, cada uno con su estilo y personalidad, acaban por abrir nuevos caminos para el jazz, tanto en lo puramente musical como en su alcance social. Ya sea desde dentro del sistema, como sucede en el caso de Dave Brubeck, que a pesar de tardar años en conseguir miembros para su banda o de enfrentarse a acusaciones de racismo, consiguió llevar el jazz a la clase media norteamericana. O bien enfrentándose abiertamente al sistema, como hizo Charles Mingus en su pieza Fables of Faubus. En ella, Mingus utiliza la música como arma contra el gobernador de Arkansas, Orval Faubus, que en 1957 se opuso a la integración de un grupo de estudiantes negros en una escuela blanca.


El documental resulta didáctico, pero no se hace aburrido en ningún momento. Solo en el caso de Time Out se atreven a entrar en un análisis algo más musical, que en realidad se limita a mencionar los cambios de patrón rítmico de las distintas piezas, una idea que Brubeck gsetó mientras viajaba por el Este de Europa y Asia. Por lo demás, se trata más bien de analizar la importancia histórica de los cuatro álbumes y su vigencia en la actualidad. Plagado de intervenciones de músicos, críticos y otros, desde Lou Reed hasta Charlie Haden o Sue Mingus, es una delicia poder ver y escuchar grabaciones de la época (como las tomas de estudio de la grabación de Kind of Blue) o disfrutar de los testimonios de los propios Brubeck y Coleman.


Me cuesta no hablar de cada anécdota y de cada pasaje del documental, porque me ha encantado. Así que voy a cortar antes de contaros absolutamente todo lo que sucede en su metraje. Es evidente que si no os gusta el jazz no es para vosotros, pero si os interesa mínimamente la música y la historia, es muy recomendable: entusiasmará a los aficionados y dejará con ganas de más a los noveles. Aquí tenéis la primera parte, con subtítulos en castellano. Que lo disfrutéis.




lunes, 9 de septiembre de 2013

¡Estamos de sorteo!



Como parece que ya estamos todos de vuelta de las vacaciones, es el momento de que inauguremos este blog como Dios manda, ¡con #cócteles!


Hace ya algún tiempo me invitaron a través de @birraseries a la presentación de Cócteles fuera de serie, el libro que Mariló García ha publicado aúnando dos de nuestras actividades favoritas: ver series y empinar el codo, pero con clase. Durante la presentación en Top Books se celebró un concurso en el que, por arte de birlibirloque, terminé ganando uno de los ejemplares disponibles. Al cabo de unos días escribí una entrada con mis impresiones sobre el libro en el blog en el que colaboraba en aquellos momentos, pero por avatares del destino, dicha entrada se perdió.


Después de darles bastantes vueltas al asunto, creo que no tendría demasiado sentido redactar una nueva entrada para repetir lo que ya escribí en su momento. Pero se me ha ocurrido que quizá sería una buena idea darle a otro la oportunidad de hacerlo. Y por eso pongo a vuestra disposición un ejemplar del libro (o si queréis, os regalo el mío, que ya está usadito). Solo os diré que, al igual que comenté en su momento, el libro no es perfecto, pero sí que me parece el regalo perfecto. Es ameno, práctico y estéticamente precioso (las ilustraciones de Alberto García son superchulas). No solo lo he leído, sino que hemos probado en casa algunos de los cócteles que propone y supera el examen con nota.


Así que os propongo algo muy sencillo: si os apetece disfrutar del libro, solo os pido que escribáis un comentario en esta entrada (si queréis también os podéis hacer seguidores del blog, que eso siempre hace mucha ilusión) y que, si os toca en el sorteo, escribáis vuestra opinión sobre él en vuestro blog. Si no tenéis un blog, se me ocurre que me enviéis vuestra reseña y yo la publicaré aquí. Por cuestiones de logística, la participación quedaría limitada a España (si estáis en Madrid, podemos celebrarlo con entrega en mano y gintonics). Y como plazo razonable podríamos poner una semana.  Así que tenéis hasta el próximo domingo a las 23:59 para participar. ¿Qué os parece? ¿Os apetece leer el libro y luego contarnos a todos qué os ha parecido?

viernes, 6 de septiembre de 2013

Policías sin fronteras



La entrada en vigor en 1995 del llamado "espacio Schengen" aportó grandes ventajas para la unidad europea, puesto que permitía la libre circulación de personas y mercancías dentro de sus fronteras interiores. Sin embargo, esta libertad de movimiento, tan útil para el comercio y el turismo, abría a su vez nuevos horizontes a las redes de delincuencia, que ahora podían operar con mayor facilidad en los distintos países que integran dicho espacio.


Partiendo de esta premisa, no es de extrañar que tarde o temprano surgieran series que explotaran esta delincuencia transfronteriza y la cooperación entre la policía de los distintos países. La última serie en acercarse a este mundo es Crossing Lines, que AXN estrena en España el día 26 de septiembre a las 22:15, y de la que anoche pudimos disfrutar gracias al preestreno organizado por el canal y por @birraseries.


Según pudimos ver en la primera parte de su primer episodio doble, Crossing Lines es un drama policiaco en el que Carl Hickam (interpretado por William Fichtner, uno de esos eternos secundarios a los que hemos visto en multitud de películas y series sin fijarnos especialmente en él, y que se acercó a Madrid para presentar la serie y responder con gran amabilidad a quienes asistimos al preestreno), un policía apartado del servicio activo por un accidente que le ha dejado la mano derecha inválida, se une a un grupo de élite de la policía para ayudarles a resolver los crímenes de un asesino en serie.


William Fichtner respondiendo a
nuestras preguntas con Stefan Nicoll, su intérprete.
No se puede decir gran cosa habiendo visto únicamente una hora de metraje, pero a mí me ha dado buenas sensaciones. Tiene algunas cosas que no me gustan: la presentación de los miembros de ese grupo internacional de policías suma un cliché tras otro; además, encontramos la sensiblería y el peloteo típicos al hablar de la labor del Tribunal Penal Internacional de La Haya (esta serie no va a ser el lugar en el que ver una crítica al sistema), y el pasado atormentado del protagonista es otra de esas historias que hemos visto mil veces.


Sin embargo, a pesar de todo ello, la serie me parece prometedora: las localizaciones (la serie empieza en París, para luego llevarnos en Thalys hasta La Haya antes de regresar a la ciudad del Sena, y en el futuro nos llevará a Praga y a otras capitales europeas), la química entre los personajes (qué sorpresa encontrar a Marc Lavoine) y la trama transfronteriza pesan más que los problemas, que espero que se limiten a ese exceso de exposición que a menudo encontramos en los episodios piloto. Aun así, esto no es un documental sobre la Europol, esto es una serie de acción, así que tampoco le pediría demasiado. Si queremos una serie que retrate la labor de la policía europea con cierto realismo, siempre podemos volver a ver la fantástica Engrenages.


Veremos por dónde continúa; yo, por ahora, seguiré con ella (y no solo por el policía norirlandés, aunque cuando veáis la serie, entenderéis que sería argumento suficiente). Espero que exploten sus puntos fuertes y lime los fallos que podía tener el piloto. Nos espera un viaje que puede resultar muy interesante. Ya os contaré qué tal.


jueves, 5 de septiembre de 2013

Receta para cocinar un romance histórico




Los que me conocéis un poco, sabéis que soy una lectora impenitente y bastante ecléctica. Además, me gusta alternar la literatura más "seria" con cositas ligeras (esto de empatizar a veces no es bueno, hay libros que me dejan totalmente exhausta). Ese algo ligero suele ser una novela romántica. Y no, no me refiero a las novelas eróticas que ahora están tan de moda. He leído un par y he terminado bastante cansada y un poco harta del boom, sobre todo teniendo en cuenta que su fama es inversamente proporcional a su calidad. Esto es otra cosa. Y, como en muchos otros géneros, a pesar de que hay bastante broza, de vez en cuando se encuentran cosas divertidas e interesantes.


Dentro del género romántico, hay subgéneros para todos los gustos: tenemos la novela romántica contemporánea, la chic lit que tan de moda se puso en su momento gracias a El diario de Bridget Jones, la novela de corte cristiano o el llamado romance histórico, por poner algunos ejemplos.


Hace unos días terminé Simply Magic, el tercer libro del cuarteto "Simply" de Mary Balogh. La señora Balogh me parece de las autoras más recomendables para quien quiera iniciarse en el género. Se trata de libros baratos (en amazon se pueden encontrar a partir de 3 euros), cortos (unas 200-250 páginas) y poco exigentes (ideales para leerlos en inglés, así aprenderemos términos tan prácticos como "rogue", "rake" o "breeches"). Sus libros se agrupan dentro de los denominados "romances de la Regencia", un subgénero cuyas historias se desarrollan en la Inglaterra de principios del siglo XIX y pretenden emular el estilo y las costumbres de, oh sorpresa, Jane Austen. Otras autoras de este subgénero serían Amanda Quick, Eloisa James o Julia Quinn. Creo que hay alguna autora española que se ha adentrado en el género, pero no estoy segura ¿sabéis algo al respecto?


Por si algún día queréis escribir una novela "Regency", después de arduas tareas de documentación leyendo todo tipo de literatura de usar y tirar, aquí os doy la receta:

- Una portada con torsos o florecitas y tonos pastel: para que las lectoras menos avispadas seamos capaces de ver qué libro nos vamos a comprar, no sea que terminemos con algo de Ken Follet.

- Una joven virgen: da igual si es rubia o morena, pero ha de ser bella y recatada, aunque con carácter (da igual que la caracterización resulte anacrónica, recordemos que es literatura "barata"). Es probable que haya vivido recluída o sobreprotegida o que tenga un pasado desagradable, que olvidará rápidamente en brazos del siguiente ingrediente. Ah, si queremos aumentar el nivel de dramatismo con un poco de choque de clases, nada mejor que hacer que la muchacha sea pobre, aunque de buen linaje. Nada de heroínas de baja cuna.

- Un vizconde, duque, marqués o similar: ha de ser joven y atractivo, aunque en contadas ocasiones podría tener algún tipo de defecto físico (si es consecuencia de su participación en las guerras napoleónicas en la Península, mejor), lo que justificaría su carácter taciturno o poco sociable. La otra opción sería un protagonista igualmente joven y atractivo, pero mujeriego y algo fanfarrón. En tal caso, tenemos dos opciones: la heroína podría verse seducida o bien repelida por él, aunque finalmente lo redimirá. La falta de experiencia sexual de la protagonista se verá compensada por la experiencia de él.

- Un baile: es fundamental que haya juego de miradas y un baile es el lugar ideal. Si queremos ser estrictos en la receta, los protagonistas tendrán que bailar juntos al menos un vals. Podemos utilizar el baile como escenario para la seducción de la protagonista o para su comparación con el resto del ton, el pijerío de la época.

- Bath: no es imprescindible, pero añade un toque de verosimilitud y un bello homenaje a la señora Austen, patrona a su pesar del género.

- Una o dos escenas de sexo: teniendo en cuenta el auge de la novela erótica, más nos vale incluir un poquito de picardía, pero con elegancia, nada de descripciones demasiado subidas de tono, que no somos E. L. James.

- Grandes familias: ya que nos ponemos a desarrollar un universo ficticio, hay que sacarle el máximo partido. Así que si procuramos que el/la protagonista tenga cuatro o cinco hermanos, más un capataz y tres amigas, pues en lugar de un libro, escribimos una trilogía, un cuarteto o una saga.

- Una fiesta de varios días en casa del protagonista o su familia: puede ser un palacio o un castillo, en cualquier caso procuraremos que tenga una gran finca con bosquecillo en el que perderse un día de picnic y un lago del que salir con la camisa mojada (en honor a Colin Firth, por supuesto).


Esta lista no pretende ser exhaustiva y no olvidemos que, además de todos estos elementos, hay un último e imprescindible ingrediente: el talento. Por mucho que resulte sorprendente y hasta cómica la repetición de lugares comunes en este tipo de novela, ponerse delante del papel en blanco tiene que ser duro. Y es muy meritorio que estas señoras dediquen su tiempo a encontrar la originalidad dentro de unos patrones tan estrictos.

Y ahora bien, ¿qué ingredientes creéis que faltan? ¿Qué añadiríais vosotros? ¿Creéis que el género tiene futuro o que ha de evolucionar? ¿O precisamente su éxito se debe a lo invariable del canon? ¿Qué pensaría Jane Austen si leyera estas novelas?

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Yo, antes, era normal



Tengo una duda, ¿vosotros sois de los que encendéis la televisión a una hora determinada, sabiendo lo que queréis ver o ponéis la tele el rato que tenéis libre y hacéis zapping hasta caer en un canal que emita algo medianamente entretenido?


Si pertenecéis a este último grupo y os parecéis medianamente a mí, es probable que terminéis aterrizando en alguno de los docurrealities de Divinity, Xplora, o Energy. Y quiero aprovechar para gritar a los cuatro vientos que estos canales son el mal, un agujero de procrastinación y vicio televisivo que bien podría acabar con mi productividad profesional y mandarme al paro en cuestión de semanas.


Esta tarde después de comer me he sentado tranquilamente en el sofá a tomar mi té con un pedacito de chocolate y he puesto Divinity, que en esos momentos estaba emitiendo La casa de tus sueños. Y después empezaba Tu casa a juicio. Y menos mal que mi perro necesitaba salir a dar su paseo de la tarde, porque si no me podría haber pasado las horas muertas viendo realities de casas.


Teniendo en cuenta que la decoración me parece un tostón (buscar cortinas para un piso nuevo me parece una tortura), no logro adivinar cómo unos programas de estas características me enganchan tanto. Si su premisa es simple, son sumamente repetitivos y además todo es más falso que un duro de madera, ¿qué tienen para que pierda la noción del tiempo de esta manera tan insana?


Por no hablar de los programas de animalejos tipo Billy el exterminador o los Cazadores del pantano. Después de ver por enésima vez a Billi acabando con un avispero o soltando un mapache en el bosque, una servidora debería decir basta. Pero no, algo (y quiero pensar que no son sus protagonistas) me deja pegada al sofá. Y aún no sé qué es, así que, por favor, decidme que no estoy sola. Porque yo, antes, era normal.

martes, 3 de septiembre de 2013

Expiación...

¿Qué pasaría si tú, mujer blanca, treintañera, con educación superior y de clase media, con la vida más o menos resuelta y un futuro cómodo ante ti, tuvieras que entrar en la cárcel por un error de juventud?

Eso es lo que nos plantea Orange Is the New Black, la última serie de Jenji Kohan (aka "la señora de las gafas molonas"), a la que muchos conocemos por ser la creadora de la brillante e irregular Weeds. Se trata de la revelación del verano y, tras su emisión en la plataforma online Netflix, ya ha sido renovada por una segunda temporada.

El argumento es el siguiente: Piper Chapman, interpretada por Taylor Schilling, debe cumplir una condena de quince meses por transportar diez años atrás una maleta llena de dinero procedente del tráfico de drogas para la que en aquellos momentos era su novia. Actualmente, Piper está comprometida con un escritor, interpretado por Jason Biggs, y acaba de lanzar una línea de productos de belleza artesanales con una amiga. Imaginaos el panorama que se le plantea.

Parte del atractivo de la serie está en la empatía que produce la situación de la protagonista. Intenta prepararse con estoicismo para lo que se le avecina, se presenta voluntariamente en la prisión para su ingreso, lee sobre la vida carcelaria... Pero está muerta de miedo y toda la situación la supera bastante. Como nos sucedería a muchos de nosotros, cree que va a llegar a un lugar de pandilleo y agresividad, y no sabe muy bien cómo reaccionar ante lo que le sucede. Una vez dentro intenta actuar con educación y amabilidad, pero es inevitable que meta la pata ante situaciones y comportamientos que le son totalmente ajenos y para los que, en realidad, no está nada preparada.

Entiendo que mucha gente haya pasado un verano totalmente fascinada con la serie. Es una serie de mujeres y se presentan distintos arquetipos, pero todas ellas resultan naturales y cercanas. Aunque se trata de una comedia (de 50 minutos, por cierto), no es lo que yo llamaría una serie de verano. En cualquier caso, se disfruta, está bien escrita, bien interpretada y bien rodada. Yo, por el momento, también me la quedo.

lunes, 2 de septiembre de 2013

La peli del sábado: Teri Meri Kahaani (2012)

Retomando lo que podríamos denominar mi "tradición del fin de semana tranquilo", esta semana he visto otra peli de Bollywood. Y ha tocado el drama romántico Teri Meri Kahaani (Nuestra historia), estrenado el año pasado.

Está protagonizada por Shahid Kapoor y Priyanka Chopra. Y aprovecho para comentaros que, en mi humilde opinión, Priyanka es de las mejores actrices que hay ahora mismo en el cine de Bollywood. No solo es preciosa (que eso lo son todas), es que además es buena actriz. Y eso sí que resulta excepcional. Actúa, canta y baila muy, muy bien, y es increíblemente expresiva. Lástima que esta película no esté a su altura. Ahora me han entrado ganas de volver a verla en Barfi, donde está fantástica (a ver si algún día tengo un rato y os hablo de esta peli).

Lo más novedoso de la película es que cuenta tres historias de amor en paralelo: una en 1910 en Lahore, otra en 1960 en Bombay, y la última en 2012 en Stratford-Upon-Avon. En todas ellas, la casualidad o el destino hace que los protagonistas se conozcan y se enamoren, aunque distintos obstáculos se interpondrán en su camino. Como es habitual con el cine de Bollywood, hay algunos elementos que nos pueden resultar chocantes, así que hay que verla con la mente abierta y sin demasiados prejuicios.

La primera parte (la que tiene lugar en los sesenta) pretende ser un homenaje al Bollywood de la época, pero Kunal Kohli debía de haber visto hacía poco tiempo The Artist y decidió utilizar algunas de las convenciones del film francés, sin tener demasiado en cuenta el anacronismo: intertítulos, velocidad de proyección y efectos musicales. La segunda parte, contemporánea, tiene más diálogos en inglés y utiliza las redes sociales (principalmente, twitter y wassup) para el desarrollo del argumento. Por último, la trama que tiene lugar en Lahore tiene cierto componente nacionalista y tradicionalista que resulta muy exótico.

La película no es especialmente buena y en algunos momentos destacan más los fallos que los aciertos, pero es entretenida y, como suele ser habitual en las pelis indias, es un regalo para la vista: el diseño de vestuario es precioso y la música no resulta nada pesada. Además, ¡tenemos DOS coreografías! Una al principio y otra hacia el final de la película, y esta última es una maravilla. Así que eso compensa con creces lo previsible del argumento. No es la peli india que recomendaría, pero no ha estado mal. Podéis verla aquí con subtítulos en inglés.