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jueves, 5 de junio de 2014

Por segunda vez





No soy de las que se recrean en el regreso. Cuando he vuelto a lugares donde ya viví, la nostalgia tira más por el dolor que por la alegría y solo el reencuentro con las personas queridas compensa. Hay pocas películas que esté dispuesta a volver a ver y me queda tanto por leer y tan poco tiempo libre que no suelo plantearme volver a un libro ya terminado. Por motivos evidentes si no me gustó. Y en caso contrario, para evitar ensuciar el buen recuerdo.


Con las series pasa algo similar. Creo que la única que se salvó de la tendencia fue Friends y sus mil reposiciones en FDF, pero no se trataba de un regreso consciente, sino más bien de una cuestión de vagueza: era la hora de comer y era más fácil divertirse un rato con los chicos del Central Perk que buscar algo más sustancial y exigente.


Es cierto que me planteo volver a ver alguna serie. O para ser más exactos, quiero volver a ver Mad Men una vez haya terminado. Pero poco más. Aunque quizá cambie de opinión cuando llegue el barbecho veraniego y necesite algo con más chicha que Hart of Dixie o similares.


Todo esto viene a cuento de que estoy volviendo a ver la última temporada de The Good Wife. No se debe a mi propia voluntad, sino a que mi marido aún no la había visto. Anoche nos pusimos con el episodio 12. Y este revisionado me está sirviendo para replantearme mis propios principios; algo que, por otro lado, hago con bastante frecuencia. Es un ejercicio sano.


Volver a ver la temporada sabiendo qué va a suceder le está dando a todo lo que sucede una nueva profundidad y un nuevo significado. Ya sabéis que soy bastante adicta a los spoilers y que no me duelen prendas a la hora de ponerme a buscar qué ha pasado en un episodio que aún no he visto. Unas veces me encuentro los spoilers sin querer, pero otras veces me voy directamente a The AV Club o al blog de Sepinwall para ver qué es lo que está armando tanto revuelo. 


Pero esto es distinto. Una vez vistos todos los episodios, volver a la casilla de salida te permite ir quitando las capas superfluas y ver el esqueleto de la temporada. Descubres que hasta los episodios más "de relleno" tienen peso en el gran esquema y aportan un punto de vista, un detalle o una faceta que también es necesaria para comprender en toda su dimensión los grandes hitos que llegarán más adelante. "Hitting The Fan" y "Dramatics, Your Honor" son lo que son porque el resto de episodios fueron sentando las bases.


También se desvelan con más claridad los propios errores, ese personaje que no terminaba de funcionar y se fue difuminando, ese chiste que en su momento no te hizo gracia y que ahora te rechina aún más... Pero las ventajas pesan más que los inconvenientes, y aunque creo que no es una táctica que merezca la pena en la mayoría de las series, The Good Wife es un producto tan cuidado que este revisionado está mereciendo mucho la pena. Y no solo por la expectación de ver la cara de mi marido cuando se encuentre con lo que todos sabemos que se va a encontrar.

martes, 15 de octubre de 2013

The Silent Wife



[Atención: spoilers del episodio 5x3 de The Good Wife]


Esta semana hemos visto a Alicia muy silenciosa. Sus miradas nos han dicho más que sus palabras. Su situación hace que vaya rebotando como una pelota, reaccionando (u ocultando la reacción) a los golpes del resto de personajes.


Una vez más, The Good Wife cocina a fuego lento los ingredientes de la temporada, aunque la sorpresa del episodio de esta semana quizá sea que ese fuego se está avivando. Las cosas se complican cada vez más con la oferta de Will de convertir a Alicia en gestora de la firma. Y el silencio de Alicia, que intenta mantenerse al margen y proteger su integridad moral en una situación muy poco agradable, empieza a ser insostenible. De ahí que le exija a Cary una salida de Lockhart & Gardner cuanto antes. Daba mucha pena ver a Diane acorralada por sus colegas. Qué duro va a ser el camino ¿al éxito? y qué distintas serían las cosas si ese mensaje hubiera llegado unos minutos antes...


Cambian los personajes, pero
Alicia mantiene la cara de póquer...
Me gustan mucho las tramas políticas y empresariales de esta serie. Y me alegra que hayan dejado las cuestiones románticas un poco más de lado. Como viene siendo habitual, todo el desarrollo del "enfriamiento" entre Will y Alicia, así como de la relación de esta última con el gobernador electo, ha sido orgánico y elegante, sin estridencias y ni salidas de tono poco creíbles.


La misma elegancia que hemos visto en el tratamiento del caso episódico. Igual que me quejé del caso del primer episodio (el del condenado a muerte), creo que han tratado un tema muy espinoso, como son el aborto y la maternidad de alquiler, con tacto.


Y no decepciona en absoluto la gran trama de la temporada: la génesis de la nueva firma. Me gusta que no estén precipitando las cosas pero que tampoco se estén durmiendo en los laureles. Las cosas avanzan a un ritmo razonable y los actos y reacciones encajan a la perfección. Me ha encantado la forma en que Kalinda se ha enterado de la marcha de Alicia. ¿Qué hará ahora?


En un par de semanas comienzan los sweeps de noviembre, así que no me extrañaría que para entonces explotara todo el lío de los socios de cuarto año. Y no descuidemos a la responsable del comité ético que trabaja con Peter Florrick, porque esa pistola ya está cargada y a punto de disparar. Le ha faltado tiempo a Peter en correr a Alicia y proponerle renovar los votos matrimoniales... Por no hablar de la trama de la semana pasada y que han dejado reposar este episodio, con esos analistas pendientes de una posible relación con el terrorismo islámico.


Supongo que ahí está el virtuosismo de los King, en mover las piezas con gran maestría e ir dejándonos pinceladas de lo que está por venir, creando nerviosismo, expectación y ganas de más. Conmigo, desde luego, lo consiguen. ¿Y no es ese precisamente el objetivo de una serie?





miércoles, 2 de octubre de 2013

Mi problema con los procedimentales



Ayer, mientras veía el arranque de la nueva temporada de The Good Wife, no podía dejar de pensar que el caso de esta semana, el recurso de apelación sobre un preso en el "corredor de la muerte", estaba trivializando algo tan serio como la vida de un ser humano. No os engañéis, por lo demás el episodio me gustó mucho y me dio exactamente lo que esperaba, pero me hizo reflexionar sobre esta cuestión. Y llegué a la conclusión de que ese probablemente sea el motivo por el que no me gustan las series procedimentales.


Como no las veo, no soy quien para juzgar su calidad, pero entiendo que si todas esas franquicias de CSI y similares siguen en antena es porque son buenas series. Creo que el único procedimental "típico" que seguí en los últimos tiempos fue Bones, que ya sabemos que tampoco es un dechado de virtudes, y si lo veía era más por las relaciones entre los personajes que por los casos en sí, así que mejor no ponerla como ejemplo de nada. Entonces, si partiéramos de la base de que son buenas series, ¿por qué no puedo con ellas?


Estas series utilizan la muerte y el crimen como excusa para arrancar las tramas. No importa quién era la víctima o sus familiares o sus circunstancias y si estas cuestiones llegan a destacarse es solo en función de su relevancia para la investigación. Ya sabemos que The Good Wife es una serie de grises, con unos personajes complejos lejos de las dicotomías buenos-malos que encontramos en otras ficciones, pero la frialdad con que perseguían sus intereses profesionales en el episodio de este domingo me resultó chocante. Me pareció terrible que utilizasen las últimas horas de un condenado a muerte para desarrollar una trama con guiños cómicos y que la tensión generada fuera más por el trabajo de los abogados que por la vida que estaba en juego.


Así que creo que por eso no me gustan los procedimentales (ni las series ni los libros; tampoco he sido nunca fan de Christie o Conna-Doyle). No es un problema de género, porque hay series policiacas que he visto con gran interés, como The Wire, Engrenages o últimamente, Broadchurch. Sin embargo, en todas ellas se da importancia a los casos, no son una mera excusa para que alguien más listo y más guapo que nadie luzca sus habilidades en pantalla. Hay tiempo suficiente para explorar las distintas caras de lo ocurrido y, como no es necesario cerrar el caso en unos pocos minutos, se puede dar importancia a las personas afectadas. Y eso las convierte en ficciones más ricas y más humanas.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Frentes abiertos



Parece que ya empezamos con los lunes infernales, ¿este año cuántas series se nos van a acumular los lunes? De todas formas, es más que probable que esta noche, en cuanto termine con los deberes del día, me vaya a mi sofá, me prepare una copa de vino y me ponga con la quinta temporada de The Good Wife. Recién sacadita del horno (hoy, el mundo se va a dividir entre los que verán Breaking Bad y los que veremos a la no tan buena esposa, Revenge y Downton Abbey tendrán que esperar).


Puede que ya lo haya comentado alguna vez, pero lo repito, es la primera serie que veo mientras está en emisión. Quién me iba a decir a mí que iba a ser tan fan de una obra de la CBS. Pero es que esta serie no parece de un canal en abierto. Esta serie es otra cosa: tan adulta, tan elegante, tan divertida, tan loca y tan humana...


De cara a la nueva temporada tenemos varios frentes abiertos. Anoche estuve viendo el último episodio de la cuarta temporada para refrescarme la memoria (ha sido una delicia, ¡qué buena es esta serie!) y ahora os la refresco yo a vosotros. Y cuidado, que vienen spoilers.
¿Sabremos algún día qué pasó o la trama
desapareció de la faz de la tierra?


Empecemos por Jackie Florrick y su enfermero, que no tienen ninguna intención de separarse a pesar de las amenazas veladas y el cheque que su Peter le dio a este para que desapareciera del mapa. La señora está mayor y ya hemos visto que se le va la cabeza. El cuidador es un hombre listo. Mucha atención.


Después tenemos a Cary Agos y los abogados disidentes, que van a montar su propio bufete con el respaldo económico de Collin Sweeney. Nunca un "I'm in" sonó tan bien como el que Alicia le dio a su colega. Esto promete fuegos artificiales. Y aún no sabemos si se les unirá Robyn, la nueva investigadora, o Kalinda.


Si Alicia se va con Cary, Diane y Will siguen adelante con Lockhart & Gardner, pero a pesar del aparente buen momento de la firma después de las tempestades de la temporada, la tormenta vuelve a asomar, y esta vez será más fuerte que nunca. Si Diane se hace con la judicatura, ¿qué será del bufete?
Otro de los puntos fuertes de la serie: los secundarios.


Y como la vida de Alicia es un complicado entramado entre lo profesional y lo personal, tendrá que lidiar con Will como exjefe, contrincante en el juzgado y amante "abandonado". Además, Will sabe que Peter Florrick ha ganado las elecciones de forma no demasiado honrada... Porque, efectivamente, Peter ya es gobernador de Illinois y tiene a su familia a su lado. Pero sus manos no están limpias, así que ya veremos cómo discurre su mandato y cuánto le dura la alegría.


Tengo muchas ganas de que vuelva la serie. Supongo que, como viene siendo habitual, empezará poquito a poco, poniendo una pieza tras otra, discretamente, ocultas bajo los destellos de los casos semanales, que serán tan locos como siempre (aunque me da la impresión de que no son tan absurdos como llegaron a ser algunos de las primeras temporadas, ¿verdad?). La gente se quejará de que no pasa nada, de que todo es muy lento y, cuando quieran darse cuenta, llegará el momento culmen en el que todo encaja y las tramas les explotarán en la cara... Ayyyy, no puedo esperar.