jueves, 8 de agosto de 2013

Greg García y el karma (19/04/2012)

[Estas entradas pretenden recuperar algunos de los posts que publiqué en www.ytuquemiras.net, donde aún se pueden consultar los originales; lamentablemente, la mayoría de fotografías y vídeos se han perdido, así que es muy probable que el contenido multimedia de esta página no coincida con el de las entradas de dicha web. La entrada de hoy se publicó inicialmente el 19 de abril de 2012.]

La conciencia seriéfila es extraña. Si nos preguntan por nuestras comedias favoritas, dudo que alguien mencione Me llamo Earl o Raising Hope. Esta última, cuya segunda temporada terminó esta semana, apenas genera ruido y ni siquiera sé cuáles serán sus audiencias. En el microcosmos twittero, muchos la vemos, pero no es objeto de comentarios constantes, situándose en un limbo silencioso: está ahí y está bien, y ya está.

Y el caso es que tanto Raising Hope como Me llamo Earl merecen ser recomendadas. Entiendo que su humor "para todos los públicos" no es para todos los paladares. No pretende ser inteligente (de hecho, a veces su humor es bastante escatológico y tontorrón) y carece de esos personajes grises tan apreciados por los crí­ticos y los espectadores serios. Sus protagonistas son los tí­picos perdedores, basura blanca establecida en el último eslabón de la cadena social, supervivientes marginales que rebuscan entre las sobras del estado del bienestar. La vuelta de tuerca, en este caso, es que a pesar de ello, resultan entrañables. Greg García no se regodea en mirarlos por encima del hombro. Hasta el personaje más despreciable rezuma humanidad. Como decí­a @pieman815 el otro dí­a, "de repente me río, de repente me emocionan y acabo llorando y riendo a la vez".

Por otro lado, aunque la situación social de sus series es bastante deprimente, Greg García no hace una denuncia social clara. El patetismo de los personajes y las situaciones es más bien una válvula de escape, un espejo deformante para nuestras propias miserias. Una manera de reírnos de nosotros mismos, porque es imposible reírse de ellos. Sabemos que Earl y Jimmy son estúpidos, pero nos sentimos incapaces de burlarnos de ellos. El cariño con que Greg García trata a todos y cada uno de los chalados que pueblan sus series es sorprendente y nos arrastra en una especie de espiral de buenos sentimientos excepcional en la televisión actual. Nos reímos con sus locuras, pero jamás les haríamos daño.

El único problema que veo es la circularidad de sus tramas. Tanto Me llamo Earl como Raising Hope tienen una premisa que pone en marcha la serie, pero en realidad no hay evolución. A los personajes les pasan cosas, pero ni aprenden ni cambian. Y supongo que eso, a largo plazo, puede ser un lastre. Sin embargo, lo que acabó con Me llamo Earl fue el giro que dio la trama en la tercera temporada, con esa vida "soñada" de Earl. Aunque en la cuarta temporada volvió a los orígenes, me dio la impresión de que la serie ya estaba herida de muerte.

Así­ que no tengo claro qué debería pasar con Raising Hope a partir de ahora. Es más familiar y la locura está más dosificada que en Me llamo Earl. Esta temporada ha tenido un final bastante conclusivo (por cierto, con un par de escenas rindiendo un claro homenaje a su hermana mayor), así que la tercera temporada podría ir en cualquier dirección. Solo espero que siga contagiándonos su optimismo durante mucho tiempo. El karma se lo debe.

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