miércoles, 4 de diciembre de 2013

Amigo Fernando



Resulta extraño reconocer el cariño o la influencia que pueden tener sobre mí personas a las que ni siquiera he llegado a conocer. Cuando anoche me enteré de la muerte de Fernando Argenta me invadió una gran tristeza de la que aún no he conseguido librarme. Me pasó algo parecido cuando, hace un par de años, perdimos a Miguel Delibes. No has llegado a conocerlos personalmente, pero los sientes muy cerca y te duele su marcha...


Supongo que no hace falta que os diga quién es Fernando Argenta (hoy, además, podéis encontrar su obituario en todos los medios). Seguro que alguna vez visteis El Conciertazo o quizá incluso fuisteis oyentes de Clásicos Populares. Este último fue un programa longevo, que permaneció en antena más de treinta años, y gracias al cual muchos aprendimos a perder el miedo a la música clásica. Y de ahí a amarla solo hay un pequeño paso.


Imagino que debí de empezar a interesarme por la música clásica en los noventa, aunque no lo recuerdo muy bien. Lo que sí que recuerdo bien son las sobremesas de mis años universitarios, riendo con las anécdotas de Fernando y Araceli. y admirándome por todo lo que sabían, por la capacidad de comunicar y hacer sentir a través de las ondas, por la calidad de sus propuestas y por la cercanía de la música. Y después, recuerdo la envidia que me provocaban los niños que asistían a El Conciertazo, descubriendo tan pequeños lo maravillosamente divertida que puede ser una música aparentemente tan elevada e inalcanzable. Lo que a mí me costaba esfuerzo y estaba aprendiendo siendo mayor, a ellos les resultaba tan natural como respirar. Y cómo no recordar la decepción y el enfado cuando ambos programas desaparecieron de la forma en que lo hicieron...


El problema de aprender música de adulto es que eres mucho más consciente de tus limitaciones. Sé que nunca seré una buena intérprete, pero creo que sí podré llegar a ser una buena aficionada. Y ese amor, esa sensibilidad y esa pasión que en mí despierta la música clásica, un género al que cada vez dedico más tiempo, se debe en gran medida a la gran labor de divulgación a la que Fernando Argenta dedicó toda su vida. Solo espero que su legado no se pierda y que se siga enseñando a las generaciones futuras que la música clásica está al alcance de todos. Descanse en paz nuestro amigo Fernando, al que echaremos tanto de menos y que, allá donde esté, siga enseñando a los niños quiénes fueron el Viejo peluca o el Curilla pelirrojo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Dudas, comentarios, sugerencias? Tu opinión siempre es bienvenida.