jueves, 21 de noviembre de 2013

Bridget y Lizzie



Ayer, las chicas de El salón de té de Jane Austen tuvieron la amabilidad de invitarme a un chat sobre El diario de Bridget Jones. Como siempre que coincido con ellas, pasé un rato muy ameno y se me hizo cortísimo. Lo bueno que tienen estos encuentros es que combinan cierta banalidad y erudicción, por lo que resultan muy muy divertidos. Espero que la próxima ocasión llegue pronto.


Como hacía ya varios años que había visto por última vez la película (a volver a leer el libro no me daba tiempo), aproveché para hacerlo de nuevo. Y me llamaron la atención varias cosas a las que en las dos anteriores ocasiones quizá no había prestado tanta atención.


Seguro que todos habéis leído el libro o visto la película. En mi caso, leí el libro allá por el 98 o 99, recomendado por una compañera de la universidad que en aquel entonces estaba obsesionada con Bridget. La película es de 2001 y causó sensación. Ambos supusieron un resurgir de la chic-lit, la literatura romántica contemporánea, cuyo principal exponente seguramente fue Marian Keyes y su Sushi para principiantes.


No estoy segura de haber leído Orgullo y prejuicio antes que El diario de Bridget Jones, aunque probablemente habría visto alguna película. De lo que sí que estoy segura es de que no había visto La (sí, con mayúsculas) adaptación de la BBC de 1995, así que muchas referencias se me escapaban. Lo curioso es que disfruté muchísimo de la novela y me divertí de lo lindo con ella. Lo mismo sucedió con la película la primera vez que la vi.


Sin embargo, la gracia está precisamente en el paralelismo y en todas las referencias de que hacen gala tanto el libro como la peli. Aunque hay diferencias evidentes entre ambos, como el hecho de que la Bridget de la novela sea mucho más paranoica y enfermiza que la protagonista de la peli, o algunas tramas secundarias, como la historia de la madre, libro y film son muy parecidos, así que podemos tratarlos como una unidad.


Así que cuando volví a ver El diario de Bridget Jones unos años más tarde, todo un mundo meta se me reveló: los padres de la heroína, Mark Darcy, Daniel Cleaver y la propia Bridget adquirieron una nueva dimensión para mí. Es lo que tiene seguir el orden contrario al lógico... No sé si a alguien más le habrá sucedido.


A pesar de todo, considero que la inspiración de Hellen Fielding en Orgullo y prejuicio es más superficial de lo que parece a simple vista. Es evidente que la autora pretende hacer una actualización del clásico de J. Austen, pero convertir a la inteligente y orgullosa Elizabeth Bennet en una metepatas redomada como es Bridget no sé si se debería considerar un homenaje o una simple herramienta para que cuadren las piezas de la comedia. Por el contrario, creo que el resto de personajes principales sí se ciñen mejor a aquellos en los que se inspiran: el señor Jones, al igual que el señor Bennet, intenta vivir al margen de lo que sucede a su alrededor, aunque el padre de Bridget resulta mucho más pasivo que el cínico e ingenioso patriarca Bennet. La señora Jones sí es una réplica de la sra. Bennet aunque en algunos momento más parece una mezcla de esta con la atolondrada Lidia y probablemente sea la que ofrece una actualización más convincente del carácter de los personajes originales.


¡Qué decir de Wickham-Cleaver y Darcy-Darcy! Hellen Fielding tenía un material de partida tan bueno que era difícil no conseguir un triángulo perfecto. Además, convertir la trama de Georgiana en una infidelidad por parte de la mujer de Mark me parece un acierto sobresaliente. Y conseguir que Colin Firth aceptara el papel de Mark Darcy es la cuadratura del círculo. Envidio enormemente a quienes vieran la película en el cine conociendo ya la adaptación del 95. Es una locura porque, como es lógico, Firth interpreta exactamente el mismo papel, aunque el Darcy de los noventa sea mucho menos altivo y mucho más vulnerable que el protagonista de Orgullo y prejuicio. La escena en que Mark le enumera a Bridget todos sus defectos para terminar diciendo que, a pesar de todo, le gusta es absolutamente deliciosa. 


Es cierto que donde la novela de Jane Austen hace uso de un humor fino e inteligente, El diario de Bridget Jones es mucho más directo y grueso, pero supongo que es el tono de los tiempos que corren. Y también es cierto que para creerse la película y que el romance funcione hay que dejar de lado ciertas reticencias (ayer se comentaba que, después de esa escena final en la nieve, lo que no nos enseñan es la pulmonía de la protagonista), pero como comedia romántica funciona a la perfección. Algunos de los elementos añadidos, como los amigos de Bridget que sustituyen a las hermanas Bennet y a Charlotte Lucas, son geniales. Por no hablar de una banda sonora perfecta que, según comentamos en el chat, a más de una nos acompañó durante una buena temporada.


En definitiva, Firth, Grant y Zellweger están estupendos a pesar de la polémica que hubo en su momento por elegir a una estadounidense para interpretar a la heroína (cuestión de marketing, supongo). La película no ha envejecido nada mal a pesar de tener ya más de diez años y yo diría que podemos considerarla un clásico del género. Lástima que la señora Fielding haya querido seguir haciendo caja con una tercera parte que ha enfadado a los fans y que no estoy segura de querer leer...



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