jueves, 13 de noviembre de 2014

Río (aún) no es lugar para perros



Río está lleno de perros; es una de las primeras cosas que llaman la atención al llegar a la ciudad. Perros preciosos, lustrosos, da gloria verlos. Es evidente que los cariocas adoran los animales de compañía. Paseando por Copacabana se ven un montón de establecimientos dedicados a los bichines. Montones de peluquerías caninas: parece que el mismo culto al cuerpo que los cariocas profesan para sí mismos lo aplican al cuidado y la belleza de sus mascotas. 



Pero luego vas descubriendo que no todo es tan sencillo. Primero alucinas por ver que hay gente que pasea a sus perros con zapatos y luego descubres que muchos días tienes que lavarles las patas al tuyo al llegar a casa (la suciedad en la calle, sobre todo en un barrio al que mira el resto del planeta, es otra de las sorpresas que aguardan al visitante).


Río está lleno de perros, sí, pero no hay mucho que hacer con ellos. Aunque es una ciudad muy verde y tiene varios parques nacionales en plena urbe, los perros tienen el acceso terminantemente prohibido (así que despídete de hacer senderismo). Al menos en nuestro barrio no hay demasiadas zonas ajardinadas y apenas hay recintos donde los perros puedan disfrutar sueltos. Preguntando por aquí y por allá descubres la existencia de algún que otro parque para perros, y uno de ellos a una media hora de casa, aunque luego te explica la veterinaria que ¡cuidado! porque están plagados de pulgas. Y resulta que no exageraba...


Playas habilitadas directamente no hay. En Arpoador y en Leme a primera hora de la mañana de los fines de semana se juntan grupos de dueños y perritos, que disfrutan de la playa y las olas, pero sobre las siete tienes que irte si no quieres que la policía te dé los buenos días con una multa.


Supongo que esto explica en parte por qué te cruzas por la calle con labradores agresivos o shih-tzu medio pirados. La gente no tiene donde socializar a los cachorros y muchos dueños ni siquiera se lo plantean; mucho baño, mucho corte de pelo, mucho lacito y mucha corbata, pero ni un lugar donde pegarse unas carreras como dios manda.


Es inevitable que todo mejore con el tiempo. En el parcão de Lagoa, a donde nos hemos acostumbrado a ir para poder librarnos un rato de la correa, hemos hablado con varios dueños que nos explican que las cosas están cambiando, pero es evidente que la ciudad aún no está preparada para la avalancha de perritos que Río está experimentando.

2 comentarios:

  1. Aiiii pobrecitos! Aunque en España no te creas que estamos mejor. A las playas solo puedes llevarles en invierno. En Barcelona, a partir del 01/01/2015 van a prohibir llevarlos sueltos y solo se podran dejar en zonas permitidas y con un carnet "civico", que supongo se obtendrá bajo previo pago. Asi que de de llevarlo al parque y que juegue con otros o se pegue una carrerita, se acabó o te multan. Vale que hemos ganado que se puedan llevar en el metro, pero somos la unica ciudad de España.

    Todavia hay muy poca cultura perruna, yo que soy cuidadora y paseadora de perros, me encuentro todos los dias con comentarios desagradables hacia ellos.

    Soy muy urbanita, pero creo que solo por ellos me iria a vivir al campo.

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    1. De los sitios donde he vivido en España, solo en Teruel tuve verdaderos problemas con el perro, hasta el punto en que decidimos mudarnos a un pueblo de las afueras. Por lo demás, siempre hemos encontrado algún parque, algún río o algún horario en el que podíamos corretear libremente y sin molestar a nadie. Es verdad que nada que ver con Francia u Holanda, pero siempre hemos encontrado nuestro lugar.

      Aquí es bastante complicado, y creo que es lo único que llevamos mal. Es sorprendente, porque de verdad que hay muchos perros en la ciudad, y sería maravilloso verlos disfrutar a sus anchas... Por eso creo que es algo que va a cambiar. El otro día, por ejemplo, estuvimos en una finca particular donde la gente se reúne para hacer agility, así que creo que es cuestión de tiempo que la población demande espacios públicos. Al fin y al cabo, los dueños de perritos también pagan impuestos. Aunque también sería bueno que la gente fuera un poco cívica, y no tuvieran los pocos jardines que hay llenos de cacas...

      Muchas gracias por comentar, Laura. Es un gustazo leer a otra "perrera". Un abrazo.

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