lunes, 14 de octubre de 2013

Yo participo, tú participas




Como muchos ya sabéis, dedico gran parte de mi tiempo libre a la música. Y desde hace ya algunos añitos me he decantado sobre todo por la música coral. He cantado en varios coros, incluso en distintos países y creo firmemente que el canto coral es una de las actividades más gratificantes que existen.


Las bondades de la música son evidentes y por todos conocidas, así que tampoco os voy a descubrir nada, pero sí que me gustaría animaros a que cantéis. Y, en especial, a que le déis una oportunidad al canto coral.


Estoy segura de que en la mayoría de los pueblos de España hay una coral. Probablemente tengáis cerca numerosas oportunidades para probar. En muchas agrupaciones no es necesario tener conocimiento musicales y el miedo escénico se mitiga bastante al integrarse en un conjunto numeroso. Si nunca has cantado polifonía es probable que al principio te resulte extraño, pero la sensación es maravillosa: no hay nada comparable a verte haciendo música dentro de un grupo. Con la ventaja añadida de que, a diferencia de los instrumentos, que requieren de arduo aprendizaje previo, casi todos sabemos cantar, lo llevamos de fábrica...


Aparte de la oferta coral más al uso, durante todo el año (y sobre todo en verano) se organizan cursos de canto y seminarios de música coral con una temática muy variada. Además, en ciudades como Madrid o Barcelona tenemos el privilegio de contar con los llamados "proyectos participativos", conciertos organizados por agrupaciones o instituciones de prestigio en los que se invita a cantantes individuales. Durante varios meses se prepara a fondo el programa para después unirse a la orquesta y coro anfitriones, terminando con un gran concierto final.


Este tipo de proyectos, como los que suele organizar la Fundación La Caixa o el que finalizó este sábado en el Auditorio Nacional, en el que la Orquesta Filarmonía y el Orfeón Donostiarra conmemoraban el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner, ofrece una serie de ventajas indiscutibles:

Wagner de sábado noche.
- En primer lugar, se trata de obras fundamentales, que todos conocemos y que el coralista seguro que volverá a cantar a lo largo de su vida musical, así que es una buena oportunidad para incorporarlas al repertorio propio.

- En segundo lugar, no todas las corales tienen la oportunidad de colaborar con otros grandes coros u orquestas, así que los proyectos participativos ofrecen una vía para cantar un tipo de repertorio o en unas circunstancias a las que uno quizá normalmente no tendría acceso.

- Por último, los ensayos y los conciertos corren a cargo de directores de gran prestigio, lo que permite a los aficionados disfrutar de "clases magistrales" durante varias semanas y aprender de los que más saben.


El principal inconveniente en mi opinión es el compromiso. Y es que el trabajo del cantante es fundamental. Esto no son clases particulares; de hecho, no eres más que una voz entre decenas y decenas de voces. Así que la única forma de aprovecharlo es mediante la implicación: cuanto más se trabaje individualmente en casa más se disfrutará luego en los ensayos y mejor será el resultado final. Imagino que organizar ensayos de doscientas personas tiene que ser una tortura, así que es imposible que haya un seguimiento individual y eso puede ser muy bueno o bastante negativo: depende de cómo quiera aprovechar uno el tiempo.


En cualquier caso, me parece una suerte tener la oportunidad de participar en este tipo de proyectos. No sé si son la mejor opción para iniciarse en el mundo coral, pero conozco varios casos de gente que canta exclusivamente en este tipo de proyectos, sin pertenecer a coro alguno. Además, por lo que he visto, el que prueba, repite. Así que probad, porque hay para todos los gustos: coros, corales, ensembles, agrupaciones, participativos... Pero luego no me digáis que no os advertí. Cantar engancha.



2 comentarios:

  1. Que si engancha cantar jijiji. Míranos a nosotras que no podemos parar... Besos, espero que te lo pasaras genial en el concierto participativo.

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    1. Hubo de todo, cositas buenas y otras no tan buenas. Ya te contaré. :)

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