Es curioso cómo nos traicionan las expectativas. Después de un fin de semana de lo más completo, con una larga sesión de grabación, gintonics y madrigales con mi coral, una traducción terminada e incluso un buen paseo bajo el sol por Madrid Río, pensaba ocupar la tarde del domingo con un poco de cine y la elegida fue Al encuentro de Mr. Banks con bastantes pocas esperanzas...
Qué queréis que os diga, a Tom Hanks le tengo un poco de manía, pero voy a tener que replanteármelo porque aquí está estupendo (por cierto, haciendo memoria creo que es la primera vez que escucho su verdadera voz en una película; ¿tendrá que ver?). Paul Giamatti es adorable y Emma Thompson es una dama de la interpretación, como siempre. A partir de aquí os aviso de que hay espoilers, aunque no sé muy bien en qué podría afectar al disfrute de la peli (si habéis visto el tráiler, ya sabéis todo lo que hay que saber, así que podéis seguir leyendo, jeje).
Qué queréis que os diga, a Tom Hanks le tengo un poco de manía, pero voy a tener que replanteármelo porque aquí está estupendo (por cierto, haciendo memoria creo que es la primera vez que escucho su verdadera voz en una película; ¿tendrá que ver?). Paul Giamatti es adorable y Emma Thompson es una dama de la interpretación, como siempre. A partir de aquí os aviso de que hay espoilers, aunque no sé muy bien en qué podría afectar al disfrute de la peli (si habéis visto el tráiler, ya sabéis todo lo que hay que saber, así que podéis seguir leyendo, jeje).


Es una película que trata también sobre el proceso de creación y adaptación. Y aunque no es desde luego su tema principal, resulta delicioso ver a los tres guionistas, que interactúan y se mueven alrededor de la escritora quizá como esos pingüinos animados que finalmente consiguieron integrar en la película.

En fin, da igual; supongo que habrá documentales que expliquen de forma fidedigna y desapasionada cómo se gestó el gran clásico. La película tiene muy claro qué quiere ser: una dramedia familiar para nostálgicos que nos devuelve a todos la sonrisa. Solo hay que recordar esa escena que funciona como punto de inflexión, donde vemos cómo los pies de la señora Travers comienzan a moverse al compás de "Let's Go Fly A Kite". Se nos escapa una lágrima, volvemos a ser niños y los rasgos de Emma Thompson empiezan a parecerse cada vez más a los de Julie Andrews...
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