viernes, 6 de septiembre de 2013

Policías sin fronteras



La entrada en vigor en 1995 del llamado "espacio Schengen" aportó grandes ventajas para la unidad europea, puesto que permitía la libre circulación de personas y mercancías dentro de sus fronteras interiores. Sin embargo, esta libertad de movimiento, tan útil para el comercio y el turismo, abría a su vez nuevos horizontes a las redes de delincuencia, que ahora podían operar con mayor facilidad en los distintos países que integran dicho espacio.


Partiendo de esta premisa, no es de extrañar que tarde o temprano surgieran series que explotaran esta delincuencia transfronteriza y la cooperación entre la policía de los distintos países. La última serie en acercarse a este mundo es Crossing Lines, que AXN estrena en España el día 26 de septiembre a las 22:15, y de la que anoche pudimos disfrutar gracias al preestreno organizado por el canal y por @birraseries.


Según pudimos ver en la primera parte de su primer episodio doble, Crossing Lines es un drama policiaco en el que Carl Hickam (interpretado por William Fichtner, uno de esos eternos secundarios a los que hemos visto en multitud de películas y series sin fijarnos especialmente en él, y que se acercó a Madrid para presentar la serie y responder con gran amabilidad a quienes asistimos al preestreno), un policía apartado del servicio activo por un accidente que le ha dejado la mano derecha inválida, se une a un grupo de élite de la policía para ayudarles a resolver los crímenes de un asesino en serie.


William Fichtner respondiendo a
nuestras preguntas con Stefan Nicoll, su intérprete.
No se puede decir gran cosa habiendo visto únicamente una hora de metraje, pero a mí me ha dado buenas sensaciones. Tiene algunas cosas que no me gustan: la presentación de los miembros de ese grupo internacional de policías suma un cliché tras otro; además, encontramos la sensiblería y el peloteo típicos al hablar de la labor del Tribunal Penal Internacional de La Haya (esta serie no va a ser el lugar en el que ver una crítica al sistema), y el pasado atormentado del protagonista es otra de esas historias que hemos visto mil veces.


Sin embargo, a pesar de todo ello, la serie me parece prometedora: las localizaciones (la serie empieza en París, para luego llevarnos en Thalys hasta La Haya antes de regresar a la ciudad del Sena, y en el futuro nos llevará a Praga y a otras capitales europeas), la química entre los personajes (qué sorpresa encontrar a Marc Lavoine) y la trama transfronteriza pesan más que los problemas, que espero que se limiten a ese exceso de exposición que a menudo encontramos en los episodios piloto. Aun así, esto no es un documental sobre la Europol, esto es una serie de acción, así que tampoco le pediría demasiado. Si queremos una serie que retrate la labor de la policía europea con cierto realismo, siempre podemos volver a ver la fantástica Engrenages.


Veremos por dónde continúa; yo, por ahora, seguiré con ella (y no solo por el policía norirlandés, aunque cuando veáis la serie, entenderéis que sería argumento suficiente). Espero que exploten sus puntos fuertes y lime los fallos que podía tener el piloto. Nos espera un viaje que puede resultar muy interesante. Ya os contaré qué tal.


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